El Ayuntamiento de Gandia, en una decisión adoptada con el voto a favor de todos los partidos políticos, aprobará en las próximas semanas una modificación de la ordenanza que regula las licencias de obras para preservar todo el casco urbano de la playa de molestias por ruidos o tráfico durante los meses del verano.

Así, el consistorio prohibirá definitivamente todo tipo de obras, públicas y privadas, incluyendo las menores que se realizan dentro de las viviendas, en el periodo comprendido entre el 1 de julio y el 31 de agosto.

Solo en los casos en que un informe determine la urgencia y necesidad de una obra el departamento de Urbanismo podrá hacer salvedades y permitir que se puedan desarrollar trabajos.

Este aspecto no es novedad, dado que la prohibición de obras en julio y agosto ya está aprobado para playas de otros municipios. Lo que sí resulta singular es que, al mismo tiempo, el ayuntamiento haya optado por controlar el nivel de emisión de ruidos e impedir que se produzcan en determinados momentos del día, especialmente a primera hora y a mediodía, y eso se hará durante todo el año.

La licencia de obras que se otorgue en la playa establecerá que no se podrá actuar del 1 de julio al 31 de agosto, mientras que para trabajar entre el 1 de septiembre y el 30 de junio incluirá una prohibición de emitir ruidos por encima de los 90 decibelios, equivalente al tráfico intenso por una vía urbana, salvo que los promotores y empresas constructoras establezcan un horario para evitar al máximo molestias a los vecinos.

Ese plan de obras, que el ayuntamiento podrá consensuar con los vecinos del mismo bloque o de edificios cercanos, no permitirá, en palabras del director de Urbanismo del ayuntamiento, Vicent Mascarell, que se causen molestias a primera hora de la mañana o de la tarde.

El cambio en la ordenanza del Ayuntamiento de Gandia incluye también la prohibición de que circulen camiones de obras o similares en julio y agosto, dado no solo el riesgo, sino las molestias que causan para un espacio, como es la playa, que se quiere preservar para que ofrezca la máxima calidad al turista.

Estas prohibiciones afectarán no solo a la obra privada, sino también a aquellas actuaciones de carácter público, por importantes que sean. En esa línea, y pese a que la ordenanza aún no está aprobada, cabe señalar que la alcaldesa de la ciudad sugirió, y la Autoridad Portuaria aceptó, que se detuvieran las obras del paseo de la Escollera, que cambiará la fisionomía de ese dique de piedra y hormigón que protege el puerto y la dársena del Club Náutico.

Esta modificación de la ordenanza es fruto de las protestas que, el pasado mes de julio, protagonizaron un grupo de vecinos de la calle Mare Nostrum de la playa, que se quejaron por el ruido, el tráfico y el polvo que, a todas horas del día, causaba una empresa que estaba construyendo un edificio. La polémica llegó al seno del Gobierno local, que medió para evitar al máximo esas molestias, pero la empresa señaló que no podía parar la obra porque había contratado personal para ello.