Cuando el 19 de diciembre pasado el río Serpis se estaba saliendo de su cauce en la Reprimala de Villalonga, el Servicio Automático de Información Hidrológica de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) informaba que su caudal era «cero» en el Assut d'en Carròs, situado pocos kilómetros aguas abajo, en el mismo término municipal.
La explicación es que la estación de aforo, (medidor de caudal) situada en ese punto hace tiempo que está averiada, y la CHJ no ha llevado a cabo ningún programa de reparación de estos elementos que, como se ha visto recientemente, son vitales para regular los caudales de los ríos, aprovechando la existencia de embalses, y evitar que se desborden y causen daños.
En la Safor la CHJ posee dos estaciones de aforo, una en el Assut d'en Carròs y otra en el cauce del río Vernissa, a la altura de Ròtova. Esta última sí que funciona, y ayer mismo indicaba un caudal de 11 metros cúbicos por segundo en ese punto.
Lo significativo de la avería de la estación del Assut d'en Carròs es que su información resulta fundamental para conocer en tiempo real la cantidad de agua que pasa por un punto situado a solo siete kilómetros de la ciudad de Gandia. Esa información, unida a la que se proporciona desde el aforo del Vernissa, permitiría conocer con relativa exactitud el caudal que llegaría a la ciudad de Gandia y, por lo tanto, si existe riesgo de desbordamiento en el Grau. En caso de ser así, los servicios de emergencia adelantarían las actuaciones de protección, especialmente entre la población.
Con la estación de aforo rota, la única información del caudal del Serpis en tiempo real se sitúa en el pantano de Beniarrés, muy lejos de Gandia, lo que impide esa anticipación ante posibles desbordamientos en su tramo final.
Años sin un mantenimiento
No es este el único elemento del Servicio Automático de Información Hidrológica que no funciona en la Safor. Precisamente entre Villalonga y Beniarrés existe un pluviómetro, denominado de los Canales Altos del Serpis y situado en la partida de l'Esclapissada, que tampoco funciona y que ofrecería información valiosa para pronosticar con algo de antelación un incremento peligroso del caudal de ese río.
Los fallos en este sistema, que no son exclusivos de la Safor, se vienen produciendo desde hace años, y en la vecina comarca de la Ribera ya son varios los alcaldes que han exigido a la CHJ que no recorte el presupuesto en el mantenimiento de un sistema que es vital cuando se producen fuertes y prolongadas lluvias. El ejemplo más reciente es el episodio del 16 al 19 de diciembre pasados, cuando tanto el Júcar como el Serpis registraron desbordamientos, si bien muy puntuales y sin causar daños muy graves.
