Llegó a Ibiza hace diez años y además recién casado, pensando que su trabajo como profesor de Secundaria en la isla sería temporal, mientras que su mujer mantenía el puesto de trabajo en València. Pero la cosa se estabilizó, decidieron mudarse e incluso tienen una
«De hecho aún hoy -apunta Salvador-, con tres oposiciones aprobadas en la Comunitat Valenciana, no he podido obtener ni la estabilidad laboral, ni la consideración de mi experiencia docente por parte de la Generalitat para ejercer con las mismas condiciones que aquí, y en fin, por eso estoy en Eivissa». Además de la lengua y la cultura mediterránea compartidas, Salvador sí que detecta en la isla que en el pasado hubo alguna relación entre Gandia e Ibiza, aunque fuera mínima. «Hay muchos apellidos comunes aquí y en la Safor, como Torres, Marí o Tur». Con todo, le encantaría que a partir de este ferry se potenciaran los intercambios culturales «y nos abra la mente con respecto a nuestros orígenes».
Lamenta encontrarse con «muchísima gente» que no sabe situar a Gandia en el mapa. «Muy a mi pesar no se nos conoce ni por nuestra relación con la familia Borja ni por ser cuna de ilustres escritores del siglo XV, sino más bien por el programa Gandia Shore, en cambio, todo el mundo sabe dónde está Dénia gracias a la conexión marítima».
Le fascina la música ibicenca, la gastronomía y la manera que tiene la población autóctona de celebrar las fiestas más tradicionales. Opina que Ibiza tiene una magia especial, «una atmósfera envolvente fruto de una lenta consolidación y creatividad propiciada por la llegada de gentes de numerosos países ya desde los años sesenta y setenta».
Y todo ello, puntualiza Salvador, «sin necesidad de invertir grandes cantidades de dinero o con políticas de grandes eventos y obras faraónicas». Ahora bien, piensa que como destinos turísticos ambas ciudades no son comparables. «En algunos momentos he apreciado políticas de imitación a Eivissa en la playa de Gandia que no han funcionado, lo de Eivissa es un trabajo de décadas que ha desarrollado la gente más variopinta».
De Gandia echa en falta varias cosas, entre ellas que sus padres o sus suegros pudieran recoger a su hija en el colegio, «creo que es una actividad que ilusiona a los abuelos en general». También la silueta del Mondúber, y una buena paella, aunque asegura que esta última la suplanta con «un buen arroz de pescado de Eivissa».
Sobre el nuevo ferry de Trasmediterránea valora varios aspectos: «El trayecto es más corto, el buque no transporta mercancías y cuando llegas a Gandia hay más posibilidades de enlazar comunicaciones gracia al tren». Lo utilizará varias veces este verano, de hecho ya ha comprado billetes.
