En el mundo fallero de Gandia existe preocupación. Y la habrá, al menos, hasta que salgan los monumentos a la calle. Eso, encima, no ocurrirá hasta el 15 de marzo del 2018, es decir, que aún queda mucho tiempo por delante para hablar y debatir sobre qué está pasando en las Fallas de Gandia.

El motivo es que, cuando el pasado mes de julio, las 23 comisiones de la ciudad presentaron en un sobre cerrado los presupuestos de sus monumentos, tanto infantil como mayor, se dio una extraña coincidencia: 20 de ellas, es decir, todas menos tres, dijeron que los «ninots» con los que competirán el próximo mes de marzo tendrán un coste por debajo de los 15.000 euros.

Esta información sirvió para configurar las secciones en las que cada comisión quedó encuadrada en el nuevo ejercicio fallero y el hecho de que se produjera un empate de tantas comisiones hizo que se registraran situaciones extrañas como la de ver a algunas de ellas desplazadas de sus categorías habituales.

Aunque se trata de una información secreta, en el mundo fallero de Gandia todo el mundo conoce esta circunstancia. Lo mismo que una gran mayoría de falleros saben que el presupuesto que presentaron muchas de las entidades era exactamente de 6.000 euros (es la cantidad mínima para competir y poder recibir subvenciones).

Esta situación puede tener dos lecturas: O que muchas comisiones falsean los presupuestos para estar en una categoría menor y, por tanto, tener mayor probabilidad de ganar un banderín, o que el nivel de las fallas de Gandia ha bajado de forma considerable.

Pese a que no resulta agradable reconocerlo, desde el mundo fallero se prefiere la primera opción, es decir, que los monumentos mayores e infantiles cuesten más de lo que dicen las comisiones y que se mienta a propósito. «Espero que sea así, porque, de lo contrario, significaría que estamos en un nivel de monumentos como el de Xeraco», dicen personas vinculadas al colectivo fallero.

Y es que, de ser real, significaría, por ejemplo, que en la sección Primera puede haber una falla grande con un coste de 10.000 euros y una pequeña con 5.000. Se trata de precios muy alejados de lo que corresponde a la categoría, teniendo en cuenta que en Tavernes de la Valldigna, donde se supone que el nivel es ligeramente inferior al que se puede encontrar en una Primera de la capital de la comarca de la Safor, hay monumentos mayores que superan los 30.000.

La creencia mayoritaria, sin embargo, es que lo que han buscado las comisiones es una fórmula para asegurarse un espacio en categorías inferiores y, de ese modo, tener más posibilidades para ser premiadas.

Lo que vendría a indicar esto es algo de lo que, en todo caso, son conscientes en la Federació de Falles de Gandia (FdF) desde hace mucho tiempo: El actual sistema para la configuración de las secciones ya no sirve. Pese a que se instauró hace unos pocos años, se ha acabado pervirtiendo y, por lo tanto, ha perdido su eficacia y objetivo, que era el de ubicar a cada comisión en el lugar que más justamente le correspondía.

Como en su día dijo el presidente, Telmo Gadea, esa asamblea de julio supuso «un punto de inflexión» para empezar a trabajar de cara a encontrar un método más eficaz y consensuado.