El pleno corporativo de Tavernes de la Valldigna, con el voto a favor del Gobierno local de Compromís más el del concejal de EU, y la abstención del PP y el PSPV-PSOE, aprobó la noche del lunes abandonar la Mancomunitat de la Valldigna, una vez se abone la cuota de 52.000 euros.

La decisión se adopta después de que el año pasado la Mancomunitat, hasta ahora integrada también por los municipios de Simat, Benifairó y Barx, viera desestimada la petición de ayudas europeas para la ejecución de un proyecto Edusi de integración territorial.

El fracaso de aquella iniciativa llevó al Gobierno de Tavernes a plantearse definitivamente el abandono de la Mancomunitat, algo que ya anunció antes incluso de la Edusi.

Con esta decisión, serán ahora los ayuntamientos de Simat, Benifairó y Barx los que deberán plantearse si mantienen la institución o si, por en contrario, inician un proceso que acabaría con la disolución.

La Mancomunitat de la Valldigna se creó a pesar de que sus municipios también forman parte de la Mancomunitat de la Safor. Entonces ya algunos apuntaron que aquella iniciativa iba a demostrarse como un «error» porque habrían podido aprovechar la infraestructura administrativa ya existente para poder desarrollar sus iniciativas.

Aun así, el interés por unificar servicios comunes a toda la comarca, aprovechar la proximidad entre ellos y su papel conjunto en la gestión del monasterio de la Valldigna llevó a crear la Mancomunitat que ahora entra en una nueva fase. Tavernes era, de hecho, el municipio que aportaba la mayor parte de dinero para su funcionamiento.

El alcalde, Jordi Juan, señaló que mantener la Mancomunitat llegaba a costar cientos de miles de euros al año por servicios que desde el propio ayuntamiento costarían mucho menos.