Matthieu Ricard nació en París en 1946 y es hijo del destacado filósofo Jean-François Revel.Obtuvo el doctorado en genética molecular en el instituto Pasteur y trabajó con el Nobel de Medicina François Jacob pero, tras su tesis doctoral en 1972, decidió abandonar su carrera científica y concentrarse en la práctica del budismo tibetano. Es escritor, fotógrafo, miembro del Mind and Life Institute, solidario y asesor del Dalai Lama. Y es el hombre más feliz del planeta.

No es una forma de hablar, sino una evidencia científica. En abril de 2007, fue considerado como tal tras años de estudio de su cerebro mediante resonancias magnéticas en el laboratorio de neurociencia afectiva de la universidad de Wisconsin. Durante tres años, la cabeza de Ricard fue sometida a todo tipo de estudios. Desbordó todas las previsiones. Solo mostraba emociones positivas. Al parecer, la clave está en llegar a controlar y suprimir las negativas.

Aunque las cifras de Ricard sorprendieron a los propios científicos, en los experimentos neurológicos llevados a cabo por el equipo de Richard J. Davidson, los mayores registros de felicidad siempre fueron detectados en monjes budistas que practican a diario la meditación.

El "monje feliz" lleva una vida contemplativa en el monasterio nepalí de Shechen, todo el dinero que gana de la venta de su libros lo entrega a caridad y es célibe. En su libro Defensa de la felicidad, sostiene que la felicidad es "un tesoro escondido en lo más profundo de cada persona" y no cree que todo el mundo deba seguir su camino. Culto, educado, de modos suaves y exquisitos, es el único europeo que conoce el tibetano clásico, mano derecha del Dalai Lama y recibió la Orden Nacional Francesa.

Matthieu Ricard participará en el II Congreso Coca-Cola de la felicidad que se celebrará en los Teatros del Canal de Madrid los próximos días 9 y 10 de abril. Dirigido por el divulgador científico Eduardo Punset, el congreso contará también con la presencia del psiquiatra Luis Rojas Marcos, Mario Alonso Puig, científico de la Universidad de Harvard o Rafael Matesanz, fundador y director de la Organización Nacional de Trasplantes.

El cerebro de Ricard superó las previsiones

Durante tres años, la cabeza de Ricard fue sometida en el Laboratorio de la Universidad de Wisconsin a resonancias magnéticas nucleares y su cerebro conectado a 256 sensores para detectar sus niveles de estrés, irritabilidad, enfado, placer, satisfacción y otras sensaciones. En una tabla que iba de 0,3 (muy infeliz) a -0,3 (muy feliz) obtenida tras realizar test a cientos de voluntarios, Matthieu logró -0,45, sobrepasando los propios límites marcados en el estudio. Nadie ha superado aun sus indicadores. Los investigadores, que le otorgaron en 2007 el título de "el hombre más feliz de la Tierra", creen que este modelo podría ayudar en la lucha de enfermedades mentales como la depresión.