No sabemos si Eva había descubierto en el jardín del Edén algunas hierbas benéficas que le garantizaron la lozanía con la que siempre la representan los pintores, pero está claro que los medios auxiliares de la belleza son universales en el tiempo y en el espacio. Si Cleopatra disponía de sus propios secretitos «de beauté», Diana de Poitiers, la célebre favorita de Enrique II en la corte francesa del siglo XVI, se dice que conservó su hermosura hasta una edad avanzada gracias a las recetas que le proporcionaba Paracelso, el curioso personaje mezcla de alquimista y filósofo.

Que hoy día los avances en este campo son portentosos está fuera de duda. Y también que, dentro de él, hay nombres que han alcanzado un prestigio singular. Un de ellos es Kanebo, aureolado por la extraña curiosidad que nos despierta lo que viene de Oriente, como solían venir los Reyes Magos, y que se acentúa cuando se trata de Japón que, pese a todas las tecnologías que ponen el mundo al alcance de la mano, no ha perdido las notas exóticas de su legendario atractivo. Además, la trayectoria de la firma no carece de originalidad. Se fundó en 1887 como empresa textil, sector en el que logró un liderazgo mundial en la producción de lana, seda, algodón y acrílicos. Fue más adelante, hacia 1930, cuando extiende su actividad a la farmacología y la cosmética, con un desarrollo espectacular. Cabe citar como ejemplo que en 1992 el grupo Kanebo empleaba a 9.500 personas en sus distintos departamentos y filiales.

Parece ser que las bonitas manos de las mujeres que trabajaban con la seda en sus fábricas fueron lo que alertó a los dirigentes y determinó investigaciones a fondo para averiguar los efectos d la seda en la piel. Y así, Kanebo International ha elevado sus productos „elaborados con elementos de la seda koishimaru, el hongo bukuryo, extracto de ginseng y otros ingredientes naturales„ no sólo a la aceptación internacional, sino a la peculiar fascinación que ejerce todo lo que, junto a sus cualidades intrínsecas, se envuelve en cierto halo de magia.

Consecuentemente, la apertura en nuestra ciudad de un centro, «Senses by Kanebo», dedicado exclusivamente a la firma nipona, generó gran expectación, reflejada en la brillante asistencia a la inauguración. Tanto profesionales afines como profesores, médicos, arquitectos y empresarios, con una espléndida cuota femenina, conocieron en el local B-35 de la Galería Jorge Juan, bajo la dirección de Chelo Sebastián „acompañada por su marido, el Dr. José Manuel Cervera Grau„ los variados tratamientos rejuvenecedores que se aplican tanto a mujeres como a hombres, plenamente convencidos ya de que todo esto va también con ellos. Porque a nadie le amarga un dulce, y bien goloso es disponer de medios antienvejecimiento acreditados y, por añadidura, aplicados con la exquisita delicadeza que las japonesas emplean en su ritual saho: Inspirado en la ceremonia del te, que los métodos de Kanebo reproducen fielmente. No todo va a ser sushi, tempura o manga.