El atraco a esta joyería del Cabanyal fue un asalto preparado, como demuestra el hecho de que los ladrones hubiesen acudido como clientes el día anterior para reconocer el terreno y ganarse la confianza de su víctima. Pero también hay detalles que indican cierto descuido, incluso temeridad en la ejecución. Por ejemplo, y según el relato de las víctimas, el hecho de que, para guardar el botín los ladrones utilizasen una bolsa que encontraron en el establecimiento, los bolsos de las víctimas y el abrigo de la hija del dueño, que utilizaron a modo de saco. También llama la atención la hora, el día y el lugar elegidos: un sábado al mediodía en un comercio situado frente a un mercado lleno de clientes y una calle, la calle Marino Sirera, donde los coches aparcan en doble, e incluso triple fila. Las víctimas también aseguraron que los ladrones no llevaban guantes y dejaron abundantes huellas.

Un familiar del joyero recordaba ayer que en los tiempos de crisis el oro alcanza un valor alto en el mercado, y, tachó de indeseables a quienes compran el material robado.