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Emilio Ferreres Boira, presidente de la Asociación de Enfermos de Esclerosis Lateral Amiotrófica (Adela) en la Comunitat Valenciana, falleció ayer al mediodía tras atragantarse con un champiñón, cuando se encontraba celebrando la comida del día de Reyes, en compañía de su mujer e hijos, en un restaurante de la calle Ángel Guimerá de Valencia.

Pese a los intentos por reanimarlo, y cuando los servicios médicos ya habían conseguido estabilizarlo y subirlo a la ambulancia, Emilio Ferreres murió en el hospital La Fe de Valencia por asfixia, según apuntaron fuentes conocedoras de los hechos.

Este hombre de 46 años, y padre de dos hijos, padecía de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) desde hace unos 10 años. Desde entonces, y tras convertirse en presidente de la asociación valenciana, ha mantenido una lucha constante contra esta enfermedad degenerativa, contra la que todavía hoy no hay cura. El mal se le había manifestado especialmente en los brazos, que movía con dificuldad, pero no en el aparato digestivo, lo que apunta a que se produjo un accidente en el que su enfermedad incurable no intervino.

Emilio Ferreres acudió ayer junto a su mujer, sus dos hijos y otros familiares a celebrar el día de Reyes con una comida en un restaurante de la calle Ángel Guimera de Valencia. Cuando la comida transcurría en armonía y sin que nadie pudiera prever el devenir de los acontecimientos, el hombre comenzó a sentirse indispuesto hacia las 15 horas.

Sus familiares, alertados por su estado, comenzaron a gritar diciendo que se había atragantado. "Se le ha atragantado un champiñón", gritaban una y otra vez. La escena de pánico alertó al resto de comensales, unas 260 personas, según fuentes del citado establecimiento.

Los segundos se hicieron minutos y los minutos, horas, mientras esperaban la llegada de los servicios sanitarios. Una mujer que se encontraba en el restaurante, y con conocimientos como auxiliar de enfermería, intentó socorrer al atragantado. Además, un médico, que en ese momento pasaba por la calle, también fue alertado y juntos intentaron reanimar al herido.

"La gente se agolpaba alrededor y no le dejaban respirar", apuntaron testigos del suceso. "No llegaba la ambulancia y la familia estaba muy nerviosa", añadían.

Al lugar se desplazaron varias patrullas de la policía local y nacional de Valencia. Sin embargo, cuando los médicos consiguieron estabilizarlo y trasladarlo al Hospital La Fe de Valencia, ya era demasiado tarde. Emilio Ferreres fallecía pocos minutos después.

La autopsia determinará las causas exactas de la muerte, aunque todo apunta a una asfixia accidental. Después la autopsia el cadáver será llevado hoy al tanatorio de Serrería, donde le velarán sus familiares y amigos.