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Loli Mora sabía que su hija no había saltado desde un tercer piso por iniciativa propia. La madre de Laura Serrano Mora, una joven de 32 años que apareció muerta en un descampado de Sedaví, junto al edificio donde vivía en junio de 2009 y de la que dijeron que se había suicidado, duerme mucho mejor desde hace un mes. La Guardia Civil de Alfafar detuvo a su yerno, Francisco M. M. de 36 años como el presunto autor del homicidio de la joven.

Ocho meses tuvieron que pasar hasta que las pruebas de ADN desmontaron la coartada y la declaración del marido de Laura. Ocho meses de angustia, que finalizaron de golpe el día 24 de febrero cuando su abogada les informó de que Francisco M. iba a ingresar en el centro penitenciario de Picassent como presunto autor de la muerte de Laura.

Contradicciones

Cuando apareció el cadáver de Laura Serrano, la Guardia Civil encontró una lata de cerveza en la azotea desde la que supuestamente se había arrojado. Según fuentes de la investigación, cuando se le tomó declaración a Francisco M., éste dijo que él no había estado allí. Preguntado sobre la lata aseguró que su mujer "bebía mucho porque tenía depresión, que sería de ella".

Ocho meses después, las pruebas genéticas han demostrado que la persona que bebió de aquella lata de cerveza fue Francisco M. De Laura no se encontró ni un sólo vestigio en ella.

Otro dato que no cuadraba es que el marido de la joven había llamado a los padres de ésta la noche anterior para decirles que su mujer "se había marchado". Su madre sabía que su hija nunca hubiera abandonado a sus hijos porque "eran lo que más quería de este mundo".

Pese a todo eso, Loli y su marido salieron a buscarla. Durante un día entero recorrieron todo Alfafar y Sedaví.

Fue entonces cuando la frustración y el miedo se apoderó de ellos. No había noticias de Laura. Viendo que su búsqueda era infructuosa, decidieron subir a casa de su hija para hablar con Francisco, pero justo antes de hacerlo pasaron por el punto exacto donde minutos después apareció el cuerpo. Allí no había nada. Loli sostiene que fue entonces cuando Francisco la tiró desde la terraza. Francisco no ha sabido explicar dónde estuvo durante ese tiempo. Sólo ha declarado que él no estaba en el edificio.

Pero no le bastó con decir que él no había tenido nada que ver. En su intento por defender su inocencia, comenzó a desacreditar a Laura. Según las fuentes a las que ha tenido acceso Levante-EMV, Francisco trató de menospreciar a su mujer desde el primer día de investigación para que pareciera "la suicida perfecta" y nadie sospechara de él. En el cuartel contó que ella bebía mucho, que abusaba de las pastillas que tomaba para la depresión, una depresión que según la madre de Laura le había provocado él.

Siete años de infierno

La pareja llevaba casada siete años. Casi desde el primer día Francisco maltrató psicológicamente a Laura hasta que ella cayó en una depresión. Su madre recuerda cómo su hija le relataba los episodios de violencia que el marido de su hija ejercía desde la intimidad que le otorgaban las cuatro paredes de su casa.

"Eres un mueble del que sólo se acuerdan para limpiarlo"

Nunca necesitó gritar para amedrentarla. Los insultos, las vejaciones y, en los últimos días de su matrimonio, los empujones y enganchones de los brazos eran la tónica diaria de esta joven, según la madre de Laura. Un parte médico del hospital confirma este último punto. Frases como "eres una mierda que no vale para nada" o "eres como un mueble del que sólo se acuerdan cuando hay que limpiarlo" eran el día a día de la joven. Laura quería irse de allí. Ya lo había hecho en una ocasión anterior, pero al final terminó volviendo con su marido, aunque esta vez ya le había dicho a su madre que "no podía más y que iba a dejar a Francisco". Éste se enteró y, según Loli, su yerno le dijo a Laura "antes que irme de esta casa, yo te mato". Francisco se refería a que durante la primera separación fue él quien se marchó de la casa.