"Me quedé esperando el tiro. En todo momento pensé que me iban a matar. Lo único que sentía es que iba a morir". Con esas duras palabras, y entre lágrimas, María (nombre figurado para preservar la identidad real de la víctima) recordó ayer ante un tribunal cómo dos hombres, Ronaldo M. y Donaldo F., la violaron y robaron hace 27 meses junto a la estación del metro de Picanya.

Pero María no fue la única víctima. Unos días antes de esa brutal agresión, ambos cometieron otro robo con violencia. La sacrificada, otra vez, una mujer.

Ana (nombre figurado) volvía de Valencia cuando fue abordada a punta de pistola y la obligaron a ir a un lugar oscuro. Mientras uno la sujetaba, el otro se apoderaba de todos los objetos de valor de la chica. Ella, presa del pánico, comenzó a gritar. "Cállate o te matamos", decían los acusados, pero la joven no podía dejar de gritar. Como no se callaba, uno de ellos la golpeó con la culata del arma dejándola inconsciente en la calle.

La segunda de las agresiones fue la más cruenta. María volvía a su casa del trabajo cuando Ronaldo M. la cogió por detrás y la apuntó con la pistola. La llevaron a un descampado. Una vez a solas con la mujer, la arrojaron al suelo mientras le decían: "Tírate al piso. No nos mires, no te voltees. ¡Qué rica estás!". A partir de ese momento comenzó el calvario.

La violaron vaginal y bucalmente, llegando a penetrarla ambos a la vez. Ella no sabía cómo salir de allí. Durante todo el tiempo que duró la agresión pensó que la iban a matar. Por fortuna, se equivocó. Finalmente, después de robarle todo lo de valor que llevaba encima, la dejaron abandonada.

A los pocos días de la violación, Ronaldo y Donaldo volvieron a las andadas. Esta vez, su víctima fue una niña de 16 años.

Carmen (nombre figurado) fue sorprendida por los acusados. Su declaración fue clara y cristalina: "Me sacaron una navaja y me amenazaron. Mientras me llevaban a un lugar apartado me iban sobando. Me metió la mano por los pantalones (Ronaldo) y me los reventó al meterme los dedos. Mientras el otro me susurraba al oído que a partir de ese día iba a ser una mujer, que iba a disfrutar mucho".

El recuerdo de lo sucedido hizo que Carmen se derrumbara. El pánico la poseyó mientras se veía obligada a revivir el horror de su agresión. El magistrado tuvo que parar en dos ocasiones su declaración. La joven recordó el miedo que pasó hasta que pudo huir.

En cuanto a los acusados, Ronaldo M. reconoció haber cometido dos de los tres robos, pero negó que hubiera agredido sexualmente a ninguna de las dos mujeres. Su compañero en el banquillo de los acusados, Donaldo F., aseguró que él "no robó y mucho menos violó a nadie".

Para justificar su versión explicó que es ex cuñado de Ronaldo, y que el 24 de diciembre anterior a los robos y las violaciones, Ronaldo le pegó a dos de sus hermanas y a su madre.

Según su versión, lo más probable es que éste dijera que iba acompañado por él para vengarse de su ex mujer. La Fiscalía les pide penas que superan los 40 años de cárcel.