El pequeño Aarón, de tres años, sobrevivió ayer a una terrible caída desde una altura de siete pisos en el barrio de La Plata de Valencia. Aunque su estado, al cierre de esta edición, era de extrema gravedad, el mero hecho de que todavía siguiera con vida después del accidente era considerado por sus vecinos como un "milagro". Al parecer, una antena situada en el quinto piso y una repisa frenaron la caída del niño, apuntaron fuentes conocedoras de lo ocurrido.

El niño se encontraba en la casa junto a tres de sus hermanos, también menores, y sin la vigilancia de ningún adulto, ya que la madre había salido un momento a la farmacia, según las fuentes consultadas. El pequeño estaba jugando en una de las habitaciones encima de la cama, que había pegada a la pared y desde la cual era accesible la ventana, cuando se precipitó al vacío de forma accidental.

Eran aproximadamente las 18.45 horas. "He bajado para ir a recoger a mi esposa y me lo he encontrado junto al banco tirado", explicó Luis Catalá, uno de los primeros en alertar de lo ocurrido. "No se ha hecho sangre ni nada, es un milagro", añadió este vecino de la finca.

En pocos minutos la calle Severiano Goig se llenó de familiares y conocidos del niño, quienes suplicaban por la vida del pequeño mientras los servicios sanitarios intentaban estabilizar al menor. Asimismo, agentes de la Policía Local y de la nacional se trasladaron al lugar de los hechos.

"La madre no paraba de gritar: 'Mi niño, mi niño!", recordó Carmen, una vecina de la finca. Según explicaron fuentes próximas a la familia, el matrimonio tiene cuatro hijos de edades comprendidas entre los tres y los seis años. Dos de ellos son mellizos, uno de los cuales es Aarón, el niño que cayó desde el séptimo piso de esta finca de Valencia.

Un SAMU trasladó al pequeño al nuevo Hospital La Fe. Según fuentes sanitarias, el menor no presentaba heridas externas y respiraba con dificultad.

No era la primera vez que los pequeños jugaban con la muerte, según sus vecinos, quienes ya le habían advertido a su madre que no les dejara asomarse a la ventana. "Estaban continuamente asomados a la ventana, se ve que se subían a la cama", reconoció Vanessa. De hecho, ella atendía las quejas porque el timbre de su vecina no iba y luego se las trasladaba a la madre de los niños para evitar accidentes como el ocurrido ayer. Además, los servicios sociales habían hablado con los padres del menor por un caso de absentismo escolar.