El jurado declaró ayer culpable tras una ajustada votación al acusado de matar a una prostituta en el barrio alicantino del Raval Roig. Sin embargo, tras el veredicto de ayer, el presunto homicida, que se encontraba en libertad provisional por estos hechos, no tendrá que entrar en prisión todavía. La Fiscalía, que reclama para él doce años de cárcel por homicidio, no consideró necesario su encarcelamiento inmediato al entender que no existe riesgo de fuga. «El acusado se ha presentado voluntariamente a todas las sesiones del juicio y siempre ha estado a disposición del tribunal», explicó ayer a la sala. Sin embargo, reclamó que Roberto José C. C. comparezca cada semana ante la Audiencia. En los próximos días se hará pública la sentencia, en la que se concretará la pena que se impone al acusado, pero ésta aún tardará en ser firme, ya que la defensa, que llevan los abogados José Luis Sánchez Calvo y Aitor Esteban Gallastegui, anunciaron que recurrirían el fallo ante el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV).

El veredicto se hizo público anoche a las 22.00 horas tras una larga deliberación entre los nueve miembros del jurado que había comenzado a las doce del mediodía. Una larga espera que no estuvo exenta de momentos de tensa calma, ya que el acusado y sus familiares esperaban la decisión en el mismo pasillo donde se estaban también el novio y la hermanastra de la mujer asesinada. Pese a todo, no se registraron incidentes de ningún tipo. El veredicto se alcanzó con una ajustada mayoría de siete votos a dos, ya que con un tercer voto a favor de la inocencia no hubiera habido mayoría suficiente para condenarle.

El jurado consideró probado que la madrugada del 14 de noviembre de 2012 el acusado recogió en su coche a una prostituta de la avenida de Dénia de Alicante para llevársela a su casa a mantener relaciones. Una vez allí y tras tener una discusión con ella, comenzó a golpearla y posteriormente la estranguló hasta acabar con su vida. El cuerpo fue abandonado en medio de la calle Madrid hasta que un transeúnte se la encontró a primera hora de la mañana. La autopsia reveló que la mujer presentaba señales de haber sido víctima de una brutal, agresión, ya que tenía varias piezas dentales rotas y fractura craneal.

El jurado ha considerado como pruebas determinantes para la condena las manchas de sangre de la víctima encontradas en el cerrojo de la puerta de la casa del acusado y en la pared contigua a la vivienda, así como la cazadora hallada en un contenedor de basura cercano al lugar donde se encontró el cadáver que contenía restos de sangre tanto de la víctima como del acusado. El jurado también ha valorado la propia declaración del presunto homicida que admitía que había llevado a la prostituta a su casa y que había tenido una discusión con ella, aunque no ha creído ni las explicaciones que éste dio sobre la cazadora (dijo que no era suya y que posiblemente se la había regalado a unos rumanos), ni que no hubiera visto sangre de la víctima cuando se produjo la discusión.

El abogado de la defensa pidió al tribunal que se le impusiera la pena mínima, al tiempo que anunciaba que interpondría un recurso ante el TSJCV. Mientras se tramita el recurso, solicitó que el régimen de comparecencias fuera quincenal. La defensa sostenía que el acusado es inocente y que no había pruebas concluyentes contra él sin investigar en profundidad otras líneas, como aquellas que afectaban al entorno de la víctima.

El veredicto fue recibido con lágrimas por parte de la familia del acusado, mientras que el novio y la hermanastra de la fallecida se indignaron cuando vieron que éste no iba a ir a prisión. «Este señor es un peligro público, ¿cómo puede estar suelto?», aseguraban.