Más de medio centenar de clientes al día. Ésa es la cifra mínima de toxicómanos que los dos clanes familiares dedicados a la distribución de droga a pequeña escala en Valencia y Torrent, principalmente, que la Policía Nacional desmanteló hace dos semanas en un operativo policial que implicó a más de 200 agentes y del que ya informó en su momento Levante-EMV.

Los 28 detenidos -la mayoría con antecedentes por narcotráfico- integraban dos clanes asentados en los barrios del Cabanyal, en Valencia, y del Xenillet, en Torrent, pero con lazos familiares entre ellos. Aunque los cabecillas -los seis principales acusados permanecen en prisión por esta causa- residían en esas dos barriadas y vendían buena parte de los estupefacientes desde pisos situados en ellos, contaban con ramificaciones en Massalfassar, Alfafar y en la localidad albaceteña de La Gineta. La organización vendía tanto cocaína como heroína, hachís, marihuana e incluso «cristal», y la mayor parte de sus clientes eran toxicómanos de bajo nivel adquisitivo.

En total, los 200 agentes implicados en la operación, que se prolongó por espacio de dos días a pesar de lo cual no hubo un sólo incidente pese a lo conflictivo de los núcleos vecinales donde se desarrolló, registraron de manera simultánea 21 domicilios, lo que obligó a movilizar otros tantos secretarios judiciales.

La investigación ha sido llevada a cabo por agentes del grupo III de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) de Valencia, que comenzó a seguir los pasos de esta red en junio pasado. Los especialistas en tráfico de drogas a pequeña y media escala contaron también con la colaboración del grupo antidroga de la comisaría del Marítim, así como del grupo de investigación de la comisaría de Albacete. Pero, además, en el operativo final participaron decenas de policías del Grupo Especial de Operaciones (GEO) desplazado desde Madrid, el Grupo Operativo Especial de Seguridad (GOES) de Valencia, la Unidad de Intervención Policial (UIP), la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), la Unidad Canina con los perros antidroga y el helicóptero, así como numerosos efectivos de radiopatrullas.

Durante los registros, la policía intervino, además de diversas cantidades de droga, tal como adelantó este periódico, siete armas de fuego -cinco cortas y dos escopetas-, así como tres placas falsas de la Guardia Civil y chalecos antibala, lo que hace presumir que algunos de los arrestados hayan podido participar en asaltos a traficantes en los últimos meses. La policía científica trata de averiguar ahora cuántas de las armas - varias de ellas son reales y otras, al parecer, modificadas para poder disparar munición real- pueden estar implicadas en hechos delictivos.