La Policía Nacional y la Agencia Tributaria frustraron ayer de nuevo las ansias de los narcos al detectar a tiempo un cargamento de casi 200 kilos de cocaína camuflada, en esta ocasión, en un envío legal de azúcar de caña. El estupefaciente, enviado como «gancho perdido», debía haber sido sacado por los narcos del puerto de Valencia antes de que el contenedor prosiguiese su viaje hacia un país africano, ya que únicamente había sido desembarcado en los muelles valencianos para ser transbordado a otro buque.

La recuperación de la droga ha sido posible gracias a una investigación del grupo III de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) de la Policía Nacional de Valencia, en colaboración con la Dirección Adjunta de Vigilancia Aduanera (DAVA), y que les llevó hasta un contenedor que formaba parte de una amplia partida de importación de azúcar de caña traído desde Brasil.

Como en cualquier otro gancho perdido, los narcos se aprovechan del elevado flujo comercial de algunas empresas, tanto las que importan desde España como las que exportan desde Suramérica, para colar dentro mochilas -ocho, en este caso- cargadas con la cocaína, que introducen o bien en el puerto de origen o bien en algún otro intermedio y que luego es recuperada en destino -en este caso, Valencia no era el final del trayecto del azúcar, pero sí el del estupefaciente-. Esa labor la realizan grupos especializados en entrar al recinto portuario y sacar la droga del mismo sin levantar, al parecer, la más mínima sospecha, lo que ha provocado más de una investigación policial que en los últimos años han conducido a la detención de varios trabajadores del Puerto sobornados por los traficantes a cambio de información o de su silencio.