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Historia

Un mercado centenario en la encrucijada

El Mercado Central tuvo más de diez diseños distintos al actual que fueron desechados y que ahora se muestran en una exposición - Falta de mantenimiento, espacios desaprovechados y tráfico son asignaturas pendientes

­El Mercado Central de Valencia celebrará en mayo de 2016 el centenario del inicio de las obras del que fue uno de los grandes proyectos urbanos de principios de siglo pasado. La magna obra, como suele ocurrir, no estuvo exenta de vicisitudes, como proyectos fallidos, problemas de financiación y denuncias de amiguismo en la adjudicación. El Mercado Central, uno de los pocos edificios históricos que ha mantenido el mismo uso para el que se creo, ha tenido una historia azarosa y hoy se enfrenta al reto de una renovación, a nivel interno pero también exterior para poner solución a uno de los entornos monumentales más degradados de la ciudad y en la que se deberán tener en cuenta las nuevas tendencias del consumo y las políticas de movilidad y transporte sostenible.

Las celebraciones por el centenario del inicio de las obras del Mercado Central, una joya del modernismo que a diario visitan miles de turistas, han arrancado con una exposición en la Llontgeta. La muestra está comisariada por Francisco Hidalgo, responsable junto con Horacio del Castillo de la rehabilitación del edificio —la única en su historia— que se llevó a cabo entre 2004 y 2010, y en ella se se pueden ver fotografías y documentos antiguos, planos y bocetos inéditos así como sorprendentes imágenes del antes y el después de la restauración. Destacan en este sentido las fotografías de las cúpulas de cerámica del mercado, que tras la restauración recuperaron la vistosa gama de colores, con predominio de azules y verdes, original.

Desafortunadamente, algunos elementos que se limpiaron durante la restauración, como las vidrieras, se volvieron a ensuciar apenas terminada la intervención por el polvo que provocaron las obras del aparcamiento de la plaza de Brujas, aún pendiente de finalización y puesta en servicio. «Las fachadas del mercado volvieron a ensuciarse y nadie se hizo cargo de limpiarlas, lamenta Francisco Hidalgo. El profesor de Expresión Gráfica Arquitectónica de la Universidad Politécnica de Valencia critica en este punto la falta de mantenimiento del histórico y popular Mercado Central por parte del Ayuntamiento de Valencia, que en cambio sí ha cuidado con esmero el Mercado de Colón (1916), otro ejemplo sobresaliente de arquitectura modernista, obra de Francisco Mora, rescatado de la ruina y rehabilitado por el consistorio y convertido en punto de encuentro de l’Eixample más exclusivo.

Francisco Hidalgo considera que el Mercado Central está desaprovechado y señala como un espacio por explotar el sótano con sus bóvedas de ladrillo.

Los terrenos sobre los que se construyó el mercado se consiguieron vía expropiación y derribo de los conventos de Santa María Magdalena y el de Nuestra Señora de la Merced.

El germen del Mercado Central fue el Mercado Nuevo (1839), un edificio con soportales en forma de U con el que las autoridades de la ciudad trataron de poner en orden el mercado histórico que se celebraba desde tiempos de Jaume I en la plaza del Mercat. Y es que, según explica Hidalgo, la zona de la conocida plaza del Mercado y adyacentes suma mil años de historia y se remonta al antiguo valle del Mercado como primitivo cauce de un brazo fluvial secundario del Turia que arrancaba en el Paseo de la Petxina hacia el mencionado valle fluyendo por la calles Baja, Bolsería y plaza del Mercado, para volver a unirse al rio en la plaza Tetuán. Entonces el nivel de la plaza del Mercado estaba deprimido respecto a la plaza del Tossal, lo que justifica que el crecimiento del nivel de la plaza haya dejado en semisótano las conocidas «covetas de Sant Joan».

A finales del siglo XIX surgen varias propuestas para edificar un nuevo mercado para la ciudad.El primero de los proyectos presentados fue el de Adolfo de la Torre y Joaquín Almunia Téllez en 1869 de planta cuadrada, estructura rígida y simétrica. Las fachadas estarían formadas mediante la alternancia de arcos de medio punto y carpaneles sobre columnas de fundición. Años más tarde llegaría otro diseño de José Zacarías Camaña (1874), de planta rectangular, con cuatro grandes crujías que lo cerraban dando lugar a puestos de venta interiores y exteriores, protegidos por una gran marquesina de hierro volada.

Existe un tercer proyecto de Carmelo Casajuana (arquitecto municipal) del que no se conserva testimonio alguno. Todos fueron desestimados, pero aún así, fueron los primeros proyectos de cierta entidad relacionados con la construcción de un mercado de hierro en Valencia.

En 1883, el ayuntamiento resuelve convocar un concurso público para el mercado central, con dos condiciones: que tuviera una estructura abierta y de hierro. El arquitecto Adolfo Morales presenta una propuesta que excedió del presupuesto fijado.

En 1907 Joaquín Almarza presentó una nueva propuesta de mercado que en un principio fue pensada para la ciudad de Murcia y fue también rechazada.

En 1910, el ayuntamiento convoca un nuevo concurso nacional para el Mercado Central. Se presentaron seis opciones y resultó ganadora la de los arquitectos catalanes Alejandro Soler i March y Francisco Guardia i Vial, una adjudicación salpicada por las denuncias de amiguismo e influencia política. Entre las propuestas rechazadas estaba un recargado diseño de Francisco Mora. La obra del mercado la terminó el arquitecto valenciano Enrique Diezma.

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