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Opinión | Tribuna

El PDR debe pasar del papel al campo

El PDR debe pasar del papel al campo

Amitad del pasado mes de julio, el Consejo Rector de Cooperatives Agro-alimentàries de la Comunitat Valenciana tuvo la oportunidad de reunirse con la consellera de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural, Elena Cebrián, y con el secretario Autonómico de Agricultura, Francisco Rodríguez Mulero. El encuentro fue una primera toma de contacto entre los representantes del cooperativismo agroalimentario valenciano y los nuevos gestores de la administración autonómica, pero sirvió además para poner sobre la mesa diferentes asuntos que atañen y preocupan especialmente a nuestro sector.

Uno de esos asuntos fue la aprobación del nuevo PDR de la Comunitat Valenciana. Pendiente por aquel entonces de recibir el visto bueno por parte de la Comisión Europea, tanto la consellera como el secretario autonómico mostraron en el encuentro su optimismo en cuanto a su pronta aprobación. Y no se equivocaban, ya que Bruselas adoptó oficialmente el documento el día 28 de julio. Una vez aprobado el PDR, tal y como nos comentaron los representantes de la administración en aquel encuentro, la conselleria comenzaría a trabajar en la publicación de órdenes y convocatorias, con el fin de que llegue de manera efectiva a los cerca de 30.000 beneficiarios estimados a la mayor brevedad posible. Ya en el aquella primera toma de contacto, desde Cooperatives Agro-alimentàries de la Comunitat Valenciana le aseguramos a la consellera y al secretario autonómico que contarán con todo nuestro apoyo para su puesta en marcha, siempre que se convierta en una herramienta generadora de empleo y riqueza para el sector.

El PDR 2014-2020 se estructura en torno a 6 prioridades: el fomento de la transferencia de conocimientos e innovación, la viabilidad y competitividad de las explotaciones, la organización de una cadena alimentaria más justa con los productores primarios, la conservación y restauración del entorno, la gestión eficiente de los recursos y la inclusión social, la reducción de la pobreza y el desarrollo económico en las zonas rurales.

Sobre el papel, cada uno de estos ejes incluye el desarrollo de medidas necesarias y beneficiosas para el conjunto del sector. A partir de ahora, quedamos a la espera de que la sustanciación de dichas medidas sea efectivamente un impulso para la agricultura valenciana durante los próximos años, especialmente en las zonas rurales donde la actividad agrícola continúa siendo en muchos casos la base de las economías locales.

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