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Tribuna

Financiación autonómica justa, cuestión de voluntad política

La insuficiente financiación autonómica de la Comunitat Valenciana, aunque ha sido sistémica, por fin ha conseguido aunar la opinión de todos los colectivos de la sociedad que, por encima de cualquier ideología, admiten unánimemente la injusticia que comete el Gobierno central con la Comunidad Valenciana y que conlleva unas consecuencias negativas innegables.

Los empresarios, llevamos años haciendo pedagogía y reclamando una solución a este lastre que crece cada año y que afecta directamente a la competitividad de nuestras empresas, a nuestras infraestructuras, a nuestro crecimiento económico y a la creación de empleo y de bienestar.

A nuestras voces se han unido diferentes colectivos sociales, entre los que destacan todos los partidos políticos de la Comunidad que, al igual que Cierval, han reconocido que adecuar nuestro modelo de financiación autonómica debe ser la prioridad política indiscutible para equilibrar los recursos y las oportunidades entre los territorios.

Los argumentos son obvios y convincentes. La Comunitat Valenciana, con una renta per cápita del 88,1% de la media nacional, lleva años aportando al conjunto de España más de lo que recibe, en concreto 1.453 millones más, según el último informe que recoge las balanzas fiscales.

No se trata de tener más que los demás, pero tampoco menos y para ello debemos recibir como mínimo la media nacional y esto debemos transmitirlo a la sociedad con rigor, claridad y contundencia.

Hemos de abrir un debate sereno entre el gobierno y las comunidades autónomas. Un debate en el que se pongan todos los recursos sobre la mesa, incluidos los del Estado porque año tras año, la infrafinanciación ha ido generando una deuda pública injusta que se debe resolver con un reparto correcto de los fondos disponibles.

Hemos de asumir que la deuda actual de la Generalitat Valenciana (40.085 millones de euros) simplemente no la podemos pagar. La mayor parte, como he dicho, corresponde a esa infrafinanciación que arrastramos desde hace décadas aunque otra parte es responsabilidad solo nuestra. Hay muchas soluciones técnicas: quitas parciales y reestructuración del resto, reestructuración de toda la deuda a muy largo plazo con tipos de interés simbólicos y varios años de carencia, etc pero hace falta voluntad.

A la infrafinanciación y a la deuda creciente se ha de sumar que las inversiones regionalizables del Estado en los últimos 15 años, „la mayor parte correspondientes al Ministerio de Fomento„, han representado el 7,5 % del total, cuando deberían haber sido al menos del 10,7%, si atendemos criterios poblacionales. Como colofón, añádanle que en los últimos cuatro años las inversiones han bajado a algo más del 6%. Todo esto se traduce en una importante pérdida de oportunidades para todos los valencianos. Los empresarios sabemos que solucionar este agravio es factible y que lo podrían hacer si de verdad quisieran hacerlo. Y por ello no vamos a callar, porque hay soluciones y llevarlas a la práctica es una cuestión de voluntad política.

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