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Nuevos tiempos

El poder de las comunidades

Uno de los rasgos que más distinguen al ser humano de otras especies es su capacidad para explorar y representar lo que le rodea

Uno de los rasgos que más distinguen al ser humano de otras especies es su capacidad para explorar y representar lo que le rodea. Es algo que llevamos entrenando desde el origen de los tiempos. El fuego trajo luz y calor, y permitió ahuyentar a las bestias. Con pigmentos y otras sustancias se pudo dibujar el mundo en las paredes de las cavernas, y de paso mejorar las estrategias de caza. La rueda habilitó el transporte. Y el libro viralizó contenidos mucho antes que las redes sociales. Realmente es para asombrarnos. Hemos llevado a cabo un fascinante proceso de innovación a lo largo de los siglos que ha permitido generar conocimientos e instrumentos de todo tipo, desde el vidrio soplado hasta la aeronáutica.

Hasta mediados del siglo pasado el hombre se dedicó a ir más allá en su dominio del mundo que nos rodea. Pudimos descender hasta el fondo del mar, conquistar la montaña más alta y conducir coches a toda velocidad. Íbamos tan lejos, alto y rápido como éramos capaces dentro de las limitaciones que nos pone el universo que conocemos. Y de repente todo cambió con la electrónica y la informática.

Como en todo proceso potente de transformación, los inicios fueron lentos e inciertos. Aunque se intuía que estas nuevas tecnologías cambiaban las reglas del juego, pocos anticiparon el cambio tan radical y vertiginoso que vendría. El punto de inflexión se dio en las últimas décadas del siglo XX, cuando se empezó a explorar la interacción con cosas sin existencia real. Se comenzó con lo más familiar, creando analogías digitales del escritorio y de los documentos dentro de los ordenadores. Y al definir cómo relacionarse con ellos apareció un espacio enorme y desconocido donde podíamos establecer nuevas reglas. Era una especie de nuevo mundo.

Desde entonces hasta hoy la representación virtual de cosas ha evolucionado rápidamente. En la actualidad la realidad virtual se ha consolidado como un nuevo paradigma que ha transformado radicalmente la forma de vivir experiencias. La esencia de la realidad virtual es su capacidad para situarnos de manera altamente inmersiva en lugares y situaciones en los que nuestro cuerpo físico no se encuentra realmente. Lo llamativo es que, a diferencia de otras supuestas revoluciones como el coche volador, será accesible para muchas personas, prácticamente cualquiera con un smartphone. Es decir, el 70% de la población mundial en 2020, según Ericsson Mobility.

Ahora bien, con la realidad virtual sucede lo mismo que con cualquier nueva tecnología. Se mezclan aplicaciones inteligentes, como el tratamiento de fobias o la educación, con auténticas melonadas, como ver un atardecer virtual con tu pareja del mundo real. Venga lo que venga, será muy interesante conocer qué puede dar de sí este territorio inexplorado.

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