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Indicadores y realidades

Durante las últimas semanas, hemos conocido una serie de datos que avalan el buen funcionamiento del sector agroalimentario valenciano, como los 4.500 millones de euros en exportaciones en el periodo de enero a octubre de 2015 (máximo histórico de este indicador en dicho periodo desde que arranca la serie estadística en 1995) o el descenso del paro agrícola. Estas cifras autonómicas se combinan con otros buenos datos a nivel estatal, como el incremento de la renta agraria o la importancia que conceden los ciudadanos a la Agricultura y a las zonas rurales según el último Eurobarómetro que conocimos hace escasamente dos semanas. Este conjunto de factores refuerza una idea en la que hemos incidido en más de una ocasión desde estas líneas: somos un sector estratégico para el crecimiento y el desarrollo de la Comunitat, para el avance social, para la generación de empleo, para la creación de riqueza y para la cohesión territorial. Como tal debemos, por lo tanto, ser valorados.

No obstante, los datos anteriormente mencionados se mueven en el terreno de los indicadores y nosotros debemos centrar nuestra atención en el terreno de las realidades. Ese es nuestro compromiso diario con los productores. Desde las cooperativas trabajamos para que nuestro socios obtengan el máximo rendimiento posible por el trabajo que realizan y por los riesgos que asumen, ya que somos un medio para la consecución de sus objetivos y no un fin.Los caminos de los indicadores y de las realidades, desafortunadamente, no discurren de forma paralela. Son demasiados los factores que entran en juego en la ecuación para garantizar que los productores van a acabar obteniendo aquello que merecen y que es suyo por derecho. Si vamos a cualquier localidad y hablamos con sus agricultores, veremos que esos indicadores no se plasman por igual en todos los sitios, e incluso que no se plasman en absoluto en algunos lugares.

Dignificar la actividad

No es mal momento para desvelar —aunque sea con retraso—, el contenido de nuestra carta a los Reyes Magos. A 2016 le pedimos el compromiso de todos los agentes implicados en la cadena alimentaria para garantizar que el eslabón más débil, que representamos los productores, vea dignificada su actividad y recompensado adecuadamente su trabajo. Le pedimos una mirada cómplice desde el estamento político, para que nuestros futuros gobernantes tiendan la mano al sector y sean sus principales valedores, ante todo y ante todos. Y le pedimos, sobre todo, que los indicadores positivos tengan su reflejo en realidades también positivas para nuestros agricultores y cooperativas.

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