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Coste y desconocimiento

Hace varias semanas tuve la oportunidad de asistir a la conferencia del vicepresidente Ejecutivo del Consell Valencià de la Innovació, Andrés García Reche, en el Club Mercantil Diario Levante. Con una manera muy lógica de explicar las cosas, García Reche vinculaba productividad y salarios y se mostraba convencido de que «cuando la productividad es alta, crecen los sueldos y la renta per cápita y la recaudación de la Administración aumenta». Además, apuntaba la necesidad de inyectar valor añadido al tejido productivo valenciano.

En Redit estamos totalmente de acuerdo con esta idea. El conocimiento y la innovación para mejorar nuestros procesos y productos son pieza fundamental para el crecimiento económico y el empleo estable y de calidad. Sin embargo, no es menos cierto que para nuestras empresas, en su gran mayoría pymes y micropymes, acceder a los procesos de I+D+i es complicado. Según un informe del Consejo Económico y Social (CES) publicado en julio de 2015 sobre la situación de la I+D+i en España y su incidencia sobre la competitividad y el empleo, el principal obstáculo percibido por las empresas para llevar a cabo actividades innovadoras es el coste, seguido del desconocimiento.

Se trata de dos barreras de acceso a la innovación que lo son en mayor medida para un tejido industrial como el de nuestra región, donde el peso de microempresas es superior a la media española (hablamos del 91,4%), a costa de un menor porcentaje de empresas pequeñas, medianas y grandes. Respecto al coste, cabe revisar los incentivos existentes para el apoyo a la innovación de las compañías. Parece una buena señal que en 2016 recuperemos presupuesto y que, además, se vuelva a la fórmula de la subvención, que sigue siendo el apoyo más incentivador para una mayoría de pymes. Otras pistas podrían ir en la línea de diseñar programas de ayuda más sencillos a nivel administrativo, con plazos de convocatoria, evaluación y resolución conocidos y fiables y con compromisos de pago realistas. También es importante saldar lo antes posible las deudas pendientes.

Los datos del CES subrayan la importancia de la financiación de la I+D+i, pero además recuerdan que no sólo se trata de proveer de más incentivos públicos para la innovación, sino también de atender a la baja permeabilidad hacia el tejido productivo de algunas políticas públicas.

Y en este punto, quiero reivindicar el importante papel que han jugado y deben seguir jugando nuestros Institutos Tecnológicos. Somos el compañero ideal para compartir los riesgos a los que cualquier empresa se enfrenta cuando aborda un proyecto de I+D+i. Porque uno de los rasgos característicos de nuestro modelo de Centro es, precisamente, la capilaridad hacia las pequeñas empresas. Nuestros Institutos han sido avalados por diversos informes de entidades independientes y sus resultados en el impulso de la innovación de las pymes evidencian el destacado papel que han jugado como elemento fundamental de competitividad.

Sólo un dato: las empresas que cuentan como socio principal para sus proyectos de I+D+i con los Institutos Tecnológicos tienen una productividad un 9% superior. En 2014, más de 11.100 empresas han confiado en nuestros centros. Los Institutos Tecnológicos tenemos esa permeabilidad hacia las empresas que apuntaba el CES. No sólo para apoyarles con conocimiento, tecnología, servicios o formación, sino también para acompañarles en la búsqueda de financiación regional, nacional y europea para sus proyectos de I+D+i. Ejercemos una importante labor tractora de fondos nacionales e internacionales para nuestras pymes. Entre 2010 y 2014, nuestros centros han contribuido a captar más de 73,6 millones cada año para la región, tanto para ellos como para sus clientes.

Los centros estamos para ayudar a las empresas y, además, tenemos la voluntad de colaborar con la Administración, aportando nuestras propuestas para mejorar el sistema valenciano de innovación. Tal y como propugnan desde el Consell Valencià de la Innovació, en Redit creemos que una de las claves de futuro es «inyectar conocimiento en vena al sistema». Con la colaboración y coordinación de todos los agentes del sistema, lograremos un mayor impulso del crecimiento económico.

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