Hace algunos días los investigadores del Foro Económico Mundial, más conocido como Davos, publicaba un análisis alarmante sobre el cambio en el mapa laboral, en el que vaticinan la desaparición de más de 7 millones de puestos de trabajo. Personalmente, no me sorprende para nada este cambio, de hecho existe ya un supermercado en Viken (Suecia) que te permite entrar en el supermercado, realizar tu compra, pagar y salir, sin cruzarte en ningún momento con un empleado. Este último se une a la cafetería The Vault, situada en Dakota del Norte, y que permite al propietario recibir un 15% de propina, con un gasto de mano de obra cercana al 0. El análisis que vaticina una destrucción masiva de los puestos de trabajo relacionados con las letras, muestra del mismo modo, un aumento de los perfiles tecnológicos, matemáticos, ingenieros y científicos aunque a menor escala, que se adapten de manera rápida a la 4ª revolución industrial en la que nos encontramos. Unos perfiles que cubran puestos relacionadas con el internet de las cosas, la robótica y la tecnología móvil entre otros.
¿Pero cuál es la clave para no quedarse a tras? Mi opinión no dista mucho de la de los expertos, una rápida adaptación en la filosofía y una fuerte inversión en la innovación tecnológica, tanto a nivel público como a nivel privado, puede evitar que nos quedemos atrás en el mercado.
Países como Francia e Inglaterra, se encuentran a la cabeza de esta revolución gracias a la fuerte apuesta estatal en iniciativas tan importantes como La French Tech con una inversión de 200Millones de euros para startups o empresas emergentes que pertenecen al sector de la tecnología. Inglaterra se posiciona a la cabeza con una inversión en desarrollo tecnológico de cerca de 760millones de euros, y con Londres a la cabeza en el impulso de Smart City y Lisboa con el Lisbon Summit. A través de estas iniciativas intentan captar la mayor parte del talento, que permita cubrir esos nuevos puestos de trabajo, y las nuevas industrias que les permitirá colocarse a la cabeza de la revolución tecnológica y por tanto convertirse en grandes potencias mundiales.
Estas políticas les permiten una entrada directa en Champions, en la gran liga de la revolución tecnológica, pero ¿Dónde se encuentra España, y más concretamente Valencia? Pues mientras los gobiernos de grandes ciudades como París o Londres, y otras no tan grandes, como Lisboa, invierten buena parte del presupuesto municipal en las nuevas tecnologías. Podemos ver que a nivel local, los empresarios ya lo han hecho, ya han puesto su granito de arena que permite impulsar a menos nivel local esta revolución, iniciativas privadas como Bbooster o Lanzadera, ya mostrado su interés por el patrocinio para colocar Valencia en esos puestos de Champions, unirse a esas grandes ciudades, y ponerse al nivel de Barcelona con su consorcio Mobile World Capital a través del cual el gobierno local ha conseguido un total de 100 millones de euros.
Tenemos la fuerza, las ganas, la necesidad y la ilusión por convertir nuestra ciudad en la capital del cambio, sólo nos falta ese último impulso. ¿Qué futuro queremos para nuestros hijos? ¿Queremos jugar en Champions?
