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Opinión | Tribuna

El cambio es lo inmutable

La asamblea general que la CEV celebró hace unos días sirvió para mucho más que para aprobar nuestras cuentas, la memoria y el presupuesto tal y como establecen nuestros estatutos

La asamblea general que la CEV celebró hace unos días sirvió para mucho más que para aprobar nuestras cuentas, la memoria y el presupuesto tal y como establecen nuestros estatutos. Desde este espacio quiero agradecer a todos los que allí estuvieron, y que fueron muchos, el apoyo y respaldo que nos ofrecieron en una semana postvacacional que hacía presagiar, más a mi equipo que a mí, una modesta participación empresarial. Y no me equivoqué: allí estuvieron los empresarios fieles a su cita anual marcando un nuevo record de participación.

Digo que fue algo más que una asamblea porque sirvió para hacer balance de los cambios que la CEV ha experimentado desde 2011 siguiendo la hoja de ruta con la que entonces me comprometí. Y este balance con perspectiva permite observar la gran transformación que se ha producido con los cambios introducidos día a día y que han hecho posible que nuestra organización siga siendo una organización útil y necesaria para el empresario y una organización tenida en cuenta y respetada por sus interlocutores. Con el esfuerzo de todos, hemos sido capaces de anticiparnos y adaptarnos al nuevo escenario económico y financiero que poco o nada tiene que ver con el escenario de hace no tantos años.

Si en 2011 el porcentaje de nuestra financiación pública era del 90 %, en 2015 se ha reducido al 52% y la previsión es cerrar 2016 invirtiendo la tendencia con 54 % de nuestros ingresos privados. Paralelamente, hemos reducido el endeudamiento en un 63,48 % y hemos impulsado la incorporación de empresas y colegios profesionales y la firma de convenios y acuerdos de colaboración con entidades de diversa índole. Hemos fusionado nuestra organización de pymes Cepymev a la CEV, y suplido las oficinas comarcales, subvencionadas con dinero público, con una mayor colaboración y coordinación con nuestras organizaciones territoriales. Hemos renunciado, también, a la gestión de los fondos de formación, lo que no significa renunciar a su defensa, clave para mejorar la competitividad de nuestras empresas, y hemos transformado nuestra estructura de grupo prescindiendo de la Fundación Formación y Empresa y de la Fundación de Apoyo a la Iniciativa Empresarial. Como resultado de todo ello tenemos un grupo más ligero y eficiente. Y todos estos cambios, que con perspectiva nos muestran un cambio radical de nuestra organización, los hemos realizado con la máxima transparencia porque éste también fue un compromiso que asumí cuando accedí a la presidencia de la CEV.

Además de lo dicho hasta ahora, la asamblea sirvió para hacer público el compromiso de la CEV y sus empresarios con la reforma aún pendiente aunque ya anunciada de Cierval. La organización autonómica modificará sus estatutos para dar entrada a empresas y sectores y consolidar así una organización potente al servicio de las empresas de la Comunitat Valenciana. Nadie puede tener dudas de que el modelo, tal y como ha venido funcionando, y con éxito, resulta hoy en día insostenible. Los números cantan. Aferrarse a la inmovilidad, al mantenimiento de estructuras insostenibles y a personalismos es poner en riesgo nuestra representación autonómica y no atender a la demanda de los empresarios que nos piden que seamos eficientes en nuestro objetivo de defender y representar sus intereses. Por eso, es momento de asumir nuestra responsabilidad y tomar decisiones valientes que hagan solvente y creíble un proyecto de futuro. Un proyecto en el que la representación sectorial y de empresas supere nuestras estructuras provinciales, aporte solvencia económica e independencia del presupuesto público.

A lo largo de su trayectoria, la CEV ha dado sobradas muestras de su incondicional apoyo a Cierval y de anteponer el interés general sobre cualquier otro tipo de interés. Y así seguirá siendo.

En los últimos años, la CEV también ha demostrado que no teme al cambio, que muy al contrario lo considera su gran aliado para seguir cumpliendo con eficacia con su función. Venimos de tiempos complicados y aquí estamos, no debemos tener miedo a desterrar sistema de trabajo que ya no son operativos ni funcionales en el desafiante entorno económico, empresarial y organizativo.

El cambio es la única cosa inmutable. Ya lo dijo Schopenhauer.

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