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Opinión | Tralla

No es esto, no es esto

El pasado lunes 2 de mayo el Consell bipartito se reunió de manera extraordinaria para realizar un pleno monográfico sobre empleo

El pasado lunes 2 de mayo el Consell bipartito se reunió de manera extraordinaria para realizar un pleno monográfico sobre empleo. La intención era comunicar a la sociedad que la estrategia de la Generalitat tiene ahora como prioridad la creación de empleo con la implicación transversal de todas las consellerías. Más allá de este cambio de concepto o paradigma, «hemos pasado de atender emergencias (léase el pago de la deuda con los dependientes) a actuar sobre las urgencias (paro)», según explicó la vicepresidenta Mónica Oltra a los periodistas. El plan del Consell no contempla ni una medida que no haya sido anunciada o que no figure en los presupuestos.

De hecho, la portavoz del Consell se limitó a enumerar una por una medidas y partidas económicas cacareadas desde el pasado mes de diciembre. En román paladino, el Gobierno valenciano ha empezado a vender humo, algo que los partidos ahora en el gobierno censuraron en la oposición y que en los tiempos que corren se convierte en un insulto a la inteligencia de los periodistas. De hecho, Oltra no estuvo nada cómoda cuando se le incidió en que este plan ya estaba contado. Los palos periodísticos no se hicieron esperar.

La obligación de salir a la palestra y convocar un pleno extraordinario „el día después del Primero de mayo„ sin tener nada que contar ha molestado mucho en el palacio dels Català de Valeriola, sede de Vicepresidencia. Tanto, que critican a Presidencia por haberse «borrado» en la difusión de esta propuesta cuando la idea originaria nació en el Palau. Cuando no hay nada que decir siempre es mejor callar. Porque se puede meter la pata.

Le ha pasado al sector audiovisual valenciano, o los que dicen representarlo, que han montado una escandalera esta semana porque el vídeo #orgullvalencià lo había realizado una productora con sede no se sabe si al norte del río Sénia o pasado el embalse de Contreras. Una vez enchufado el ventilador resulta que el documento audiovisual lo ha montado Colectivo 17, un grupo de chavales de poco más de 25 años, dos de Ibi, uno de Elx y un cuarto de Madrid, todos formados en los estudios de la Ciutat de la Llum. Se ve que no son pura sangre del sector o que han tenido la desgracia de nacer fuera del término municipal de Valencia.

Más allá de la oportunidad o no del documento a semanas de una campaña electoral, o el debate sobre contenido, que resulta divertido e, incluso, inspirador, los ataques desaforados al ADN de los autores tienen un tinte peligroso. ¿O es que la Generalitat debe primar el código postal a la calidad, capacidad o la oferta más económica? Eso no lo dice la ley de contratación de las administraciones.

El sector audiovisual valenciano necesita mucha inversión pública y de manera urgente, pero debe desterrar el sectarismo. No volvamos a repetir los mismos errores del pasado.

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