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El director del IVF

Manuel Illueca, el profesor que quiere ser banquero público

El director del IVF se ha convertido en uno de los puntales del nuevo Consell. Desde su posición de «asesor financiero» de la Generalitat, ejerce una influencia transversal, en todas la áreas. Pero no se desvía de su objetivo: quiere un banco público

Manuel Illueca, en la sala de juntas del IVF, esta semana. Fernando Bustamante

Quien más quien menos en este gobierno de cambio tiene un abuelo represaliado o unos días de calabozo en la Transición de los que presumir. En el archivo familiar de Illueca, sin embargo, figuran un antepasado asesinado por dos anarquistas, una empresa dedicada a la construcción de barcos y una vida conservadora íntimamente ligada al Grau, con todo lo que eso conlleva, incluidas una cofradía de la Semana Santa Marinera fundada por la abuela y varias generaciones de directivos del Levante Unión Deportiva.

A pocos metros de las Atarazanas, el emblemático edificio propiedad de su familia (hoy municipal) que hacía de sede de sus astilleros, donde el tío-abuelo Gastón «firmaba fichajes del Levante», Manuel Illueca Muñoz (Valencia, 1970), hace balance del primer año en el gobierno, ese que le ha sacado de una intensa actividad académica y docente en la UJI de Castelló para absorberlo en el frenético día a día del Instituto Valenciano de Finanzas (IVF).

«En mi casa siempre convivieron las dos Españas. Y convivieron bien», recuerda Illueca. Tal vez por eso, valora los esfuerzos de cohabitación de este gobierno mestizo. «El tándem que hacen Mónica y Ximo nos ayuda a todos», valora Illueca, aupado al IVF por el presidente tras dos años de asesor y firmante del programa financiero socialista. «Colaboramos con distintas consellerías. Recientemente, IVF he trabajado codo con codo con el conseller Climent para diseñar una salida razonable al problema de Feria Valencia».

El IVF, en realidad toda el área económica de la Generalitat, está siendo uno de los puntos calientes de la convivencia PSPV-Compromís. Illueca pisó algún callo en el arranque de la legislatura. Peleó para que las competencias de prestar dinero regresaran de Economía, donde se las llevó el PP, a Hacienda. De otro modo no tenía sentido el proyecto del IVF como banco público. Tampoco su presencia en el Gobierno.

Desde esa posición, el director general se ha convertido en una especie de centrocampista del Consell. A veces se viste de Vicente Iborra y defiende, como cuando el día de San Vicente Mártir se plantó ante los técnicos del Banco de España y Hacienda para evitar que la quebrada SGR se convirtiera en 400 millones más de deuda para la Generalitat; otras veces se pone el traje de José Javier Barquero y reparte juego.

«En nuestro reglamento de organización y funcionamiento dice que el IVF es el consultor financiero del Consell». E Illueca está llevando ese mandato hasta las últimas consecuencias. Además de poner en marcha el banco público, gestionar la deuda y tratar de recuperar el dinero prestado, su agenda de frentes abiertos abruma. Acaba de parir la aplaudida solución público-privada a la quiebra de Feria Valencia; está comenzando a recibir ofertas para vender el Elx CF; prepara la valoración de las acciones de DKV en el hospital de Dénia, ese que Ximo Puig quiere rescatar; diseña líneas para activar el tejido turístico o facilitar el acceso a la vivienda; está reestructurando la SGR mientras tiende puentes para recuperar la confianza de los bancos en la GVA; trabaja en una solución para construir colegios y acabar con los barracones echando mano de dinero europeo y privado para que el Consell no se endeude; pelea con los bancos para traspasar la deuda de la vieja RTVV a la Generalitat, y en los ratos libres atiende llamadas de empresarios desesperados por la falta de un acceso norte al Puerto. «Desconocía del IVF la capacidad de influencia que podía tener. Ayudamos al Consell en muchísimos frentes de lo más diversos».

No parece arriesgado concluir que en este año Illueca ha descubierto con entusiasmo la política. «A veces, cuando alguien quiere hacerme un cumplido, me dice que soy técnico. Pero yo reivindico a los políticos, a la gente comprometida, responsable y, en definitiva necesaria, que trabaja para visibilizar el problema valenciano. Como Vicent Soler. Ser conseller de Hacienda en estas condiciones no es fácil. Debería valorarse más el talento político necesario para cerrar un presupuesto en las condiciones actuales. Todos los días aprendo algo de él». Y remata: «Actualmente, yo soy un político. Tengo una hoja de ruta y unos objetivos políticos para el IVF: crear un banco de desarrollo empresarial, 100% público, que permita paliar fallos de mercado en el ámbito de servicios financieros».

Illueca sabe de lo que habla. Irónicamente, el gran defensor del banco público valenciano ha centrado su actividad académica en el estudio, más bien la autopsia, de las cajas de ahorro: los efectos de la excesiva politización y expansión geográfica. Eso le dio sus primeras presencias en los medios, hace apenas tres años, en este mismo diario.

Del Liceo francés e Indiana a la UJI

¿Dónde había estado hasta entonces este político sin carné? Básicamente estudiando. Si su padre le dio el veneno levantinista, su madre le legó una orientación socialdemócrata, etiqueta que reivindica en medio de la crisis del PSOE. «Creo en los mercados y su capacidad para generar bienestar, pero esas mismas fuerzas tienden a generar desigualdad e injusticias sociales, que es preciso atemperar». Presume de educación laica en el Liceo francés: «En los 70 queríamos ser como ellos. Francia representaba la libertad y el desarrollo económico. Sin embargo, hoy casi ha desaparecido de la escena. Es chocante», evoca.

Ya desde la universidad, enfocó su especialización hacia la economía financiera y la banca relacional. Allí se encontró con un padrino. «La institución más relevante en mi formación ha sido el IVIE, del cual siempre he admirado la orientación empírica del análisis económico, y la vocación para implicarse en los temas fundamentales que afectan a la economía valenciana». Con 22 años entró de becario. Acudía por las tardes mientras hacía la mili. Siempre que podía. «Paco, hoy no puedo ir, que me han arrestado», recuerda entre risas sobre sus llamadas a Paco Pérez.

Fue durante la ampliación de estudios en Indiana (EE UU), hace casi una década, donde este especialista en economía financiera se centró en las debilidades de la banca pública. «Es bueno conocerlas para evitarlas», apunta. Y en eso continúa, apoyado en un equipo de colaboradores de la casa entre los que cita a Javier Gomar, María Jesús Rubio, Enrique Montes y Alfonso Cánovas. Tratando de convencer a los escépticos y defendiendo un banco público que funciona en la mayoría de comunidades y países europeos. Aprendiendo el oficio de político y el peso de la responsabilidad en la toma de decisiones que afectan al patrimonio de la Generalitat.

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