Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Mitos y realidades de la innovación valenciana

Cuatro expertos valencianos concluyen que la innovación debe ser transversal, estratégica y no siempre requiere de grandes inversiones.

Mitos y realidades de la innovación valenciana a.i.

La innovación debe ser transversal, estratégica y no tiene por qué suponer una gran inversión económica. Estas son algunas de las conclusiones a las que una docena de expertos de grandes empresas y universidades llegaron en el Octavo Congreso de Innovación: Clave de la Recuperación Económica que se celebró el pasado viernes en el Centro Cultural Bancaja de Valencia. Expertos que han desarrollado las estrategias de I+D+i en sus compañías, como José Fuentes, director comercial del Grupo Hinojosa; Josep Vento, director de operaciones del Grupo Sesderma; César Taboas, director de I+D+i de Royo Group y Rosa Sanchidrián, directora académica de postgrado de la Universidad Europea revelan los mitos y verdades de esta pata fundamental del futuro de las empresas.

Todos los departamentos se deben emplear a fondo en la innovación. «La innovación debe ser abierta. Eso significa que no nace se desarrolla y muere en el departamento de innovación. Necesitas apoyarte en tus proveedores, en tus clientes, en la universidad o en institutos tecnológicos», explica Taboas de Royo Group, firma valenciana de fabricación de muebles de baño. Para Taboas, «la innovación aislada fracasa». «Hay que desarrollar nuevos procesos, nuevas máquinas... La innovación es un proceso global, integral. No se innova desde un solo despacho, debe implicar a toda la compañía y a los partners externos». De la misma opinión es Vento, de Sesderma. «En los últimos cinco años hemos hecho varios equipos de trabajo, desde el departamento de calidad total o departamento de procesos a la logística. Hemos puesto un equipo multidisciplinar para identificar qué aporta valor y qué no», asegura el director de Operaciones de la firma de producción de productos dermoestéticos.

Rosa Sanchidrián aporta al debate la importancia de innovar para ser competitivos. «Es crucial e indispensable como clave para huir de la foto fija. Todos los modelos de excelencia incluyen la innovación como un factor de éxito. No innovar implica perder mercado porque los consumidores evolucionan, la competencia se mueve y surgen nuevos avances y hasta competencia con productos sustitutivos. Si no innovas en procesos pierdes en eficiencia y todo ello hace que pierdas en rentabilidad», manifiesta. Y Josep Vento le pone cifras, ya que, según afirma, «Sesderma, una empresa con 27 años de historia ha pasado de facturar 14 millones de euros en 2011 a más de 50». «Una de las claves del éxito ha sido la innovación, no solo desde el punto de vista de producto, sino de los conceptos. En nuestro caso ha sido clave la introducción del término genocosmética», apunta.

Todos los expertos coinciden en que no es fundamental una gran inversión pero que es clave la buena gestión. «No es gasto en innovación, es inversión. Pero esos recursos tienen que estar correctamente gestionados. Hay gente que invierte mucho dinero y falla por los objetivos. Son tan importantes los recursos como saber cómo gestionarlos. Debes tener claros los objetivos y definir el método», propone César Taboas. «Innovación no sólo es invertir dinero. Hemos dedicado mucho dinero en nuevas tecnologías, productos o activos para mejorar la salud de las personas. Pero también hemos incorporado herramientas de gestión, medidas de productividad y escucha activa de clientes. Algunas de las mayores innovaciones nos las han brindado las opiniones de los clientes o los empleados», sentencia Vento, de Grupo Sesderma. «Con pocos recursos, se trata de estar 'ojo avizor' de los grandes cambios que se pueden aprovechar y conocer en profundidad los intereses de nuestro cliente», apunta la directora de la Universidad Europea.

También coinciden todos en la necesaria estrategia y planificación. Para el director de I-D+i de Royo Group, «todo arranca partiendo de una estrategia de empresa. En un proceso de gestión de procesos de innovación hay una parte creativa pero hay una parte metodológica importantísima». «Innovación estratégica, en mercadotecnia, en procesos y en productos. Tenemos un inventario de proyectos que estamos supervisando constantemente», asegura este directivo cuya empresa desarrolla unos 60 proyectos de I+D+i en muebles de baño cada año. Para Sanchidrián, «innovar es una cuestión de actitud de los equipos y de disponer de una estrategia de inteligencia competitiva». «En la Universidad Europea de Valencia la innovación es un factor clave de éxito y eso supone tener grados, ciclos y postgrados que se ajusten a las nuevas necesidades del mundo profesional, innovación en nuevas metodologías de aprendizaje y evaluación y, por supuesto en los procesos internos para ser cada vez una institución mejor, más moderna y referente» argumenta.

No tener miedo al fracaso

Hay que tener previsto el fracaso. «Todo el mundo queremos ser innovadores pero a la hora de la verdad hay que saber que hay posibilidades de fracasar. Debe haber tolerancia al fracaso. La biografía de Steve Jobs es un ejemplo. Si dentro de la compañía no hay tolerancia al fracaso se te puede caer todo», afirma Taboas. Pero no hay que tener miedo. Sanchidrián «cambiaría miedo por respeto». «Nuestro sistema educativo tradicional no ha ayudado a aceptar el error, hay que ser más honesto, potenciar equipos transversales que innoven e impulsen nuevas propuestas, equipos que se acostumbren a evaluar y no pensar en el error sino en el aprendizaje», apunta.

Y también está la cara B de la buen innovación que Vento relata amargamente. «En Valencia es muy difícil retener talento, igual que es difícil captarlo. Tienes que desarrollar el talento 4.0 dentro de la propia compañía. Haciendo planes de carrera para recién licenciados. Hemos invertido mucho en formaciones y masters de nuestro personal», propone.

Compartir el artículo

stats