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¿Hemos salido de la crisis?

Algunas magnitudes macroeconómicas, singularmente el crecimiento del PIB, muestran que el país está en una fase de recuperación. ¿Puede decirse, por tanto, que hemos dejado atrás la crisis que se inició hace casi una década, en el verano de 2007? La mayoría de expertos consultados coincide en que no. La crisis aún no ha terminado.

Vicente Pallardo, economista.

La economía española encadenó el pasado trimestre el cuarto consecutivo con un crecimiento del PIB del 0,8 %. En el último año, el aumento ha sido del 3,2 %.Solo Eslovaquia, entre los países de la eurozona, registra unos números más esplendorosos. ¿Quiere ello decir que España ha dejado atrás la crisis económica iniciada hace casi una década, cuando en el verano de 2007 mostró sus primeros síntomas con el estallido de las hipotecas basura? Una docena de empresarios y economistas ha respondido a esa cuestión y, en la mayoría de los casos, la conclusión es negativa. Como asegura José Carlos Díez, «la economía española ha salido de la UVI, donde entró en 2012 [cuando la crisis se agudizó con el rescate bancario y el encarecimiento de la deuda], pero está ingresada en planta con medicación».

¿Por qué? Tanto el economista Díez como el profesor de Economía Aplicada de la Univesitat de València, Vicente Pallardó, coinciden en que no es posible creer que la crisis ha sido superada mientras el país siga «intervenido» por el Banco Central Europeo (BCE) y la deuda pública esté desbocada. El primero apunta que la compra de deuda por el BCE «está inflando artificialmente el crecimiento español», mientras que el segundo añade que, «si se retira esa política monetaria expansiva, la economía se cae; como poco estaríamos estancados, porque, al tener que pagar el Estado más por su deuda, el Gobierno debería aplicar más recortes y subir los impuestos».

Por tanto, mientras los intereses de la deuda no se sustenten en la propia actividad económica del país, no ha lugar a pasar página. Pero, además, hay otros indicadores que también lo impiden al parecer de varios de los consultados. El empleo „precario y mal pagado, eso sí„ ha aumentado en los últimos tiempos, aunque el paro sigue siendo altísimo. De ahí que el presidente de la patronal autonómica Cierval y de Feria Valencia, José Vicente González, considere que «la crisis no terminará hasta que no tengamos un índice de desempleo razonable, como mínimo la mitad del que tenemos ahora. Este objetivo de reducción del desempleo es básico. En primer lugar por razones sociales; los españoles tienen derecho a un trabajo digno. En segundo lugar, si no se reduce el paro no se reducirá ni el déficit ni la deuda pública, que son nuestros puntos más débiles».

El director adjunto del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), Joaquín Maudos, coincide con el catedrático de Economía emérito Jordi Palafox en que, técnicamente, el país dejó atrás la recesión „dos trimestres de variación negativa del PIB„ a mediados de 2013, pero añade que los datos «dicen que aún estamos en crisis. Así, las variables de flujos se han comportado bien (crecimiento del PIB, mejora de la balanza de pagos, reducción del déficit público, caída de la tasa de paro, reducción del endeudamiento privado, etc.), pero las variables de stock siguen presentando importantes desequilibrios: la deuda pública supera el 100 % del PIB, la externa neta supera el 90% y la tasa de paro es del 20 %. Con ese nivel no se puede afirmar que hayamos abandonado la crisis».

Palafox añade otro factor, que apunta directamente a las consecuencias de la crisis sobre los ciudadanos: «Con la tasa de desempleo entre las más elevadas de la UE y la reducción experimentada por los salarios de la mayoría, es difícil mantener que la crisis haya finalizado. Lo peor es que, desde esta segunda perspectiva, la crisis va para largo. Puede reducirse el desempleo, y con él, la desigualdad, si prosigue el aumento del PIB, pero la posición de la economía española en el mercado global viene debilitándose por la baja productividad. Por tanto, es difícil que los ingresos de la mayoría de quienes no han perdido el empleo y ahora los puedan recuperar vuelvan a su nivel pre 2007. Lo esperable si seguimos perdiendo un tiempo precioso es una creciente polarización laboral y un declive todavía mayor de la clase media».

En una línea parecida se expresa Miquel Capdevila, director territorial de Bankia: «Lógicamente, aunque hoy la situación, con los matices que queramos, es mucho mejor que la que teníamos en 2012 o 2013, con este nivel de paro no puede darse por finalizada la crisis. Las secuelas de la misma aún son sufridas por gran parte de la población española». Y es que la cifra actual de ocupados según la EPA (18,3 millones) está aún muy alejada de los niveles previos (20,7 millones).

Otros consultados admiten una mejora general, pero advierten de ciertos nubarrones que oscurecen el horizonte. Así, Sandra Deltell, responsable de la auditora PwC en Valencia, cree que, a pesar de que el crecimiento «ya parece consolidado, no podemos dar por definitivamente zanjada la profunda crisis estructural por la que hemos pasado». Y ello se debe a «algunas incertidumbres como consecuencia de la coyuntura internacional, la inestabilidad geopolítica mundial y la situación política en España». Es más o menos lo mismo que piensa Mónica Bragado, presidenta del Consejo Social de la Universidad Politécnica de Valencia. La también directora de Celestica asegura que «podemos decir que hemos dejado atrás los duros años de crisis» por la evolución positiva del PIB, entre otros factores, pero se muestra «cautelosa» porque, además de «la todavía elevada tasa de paro», observa «numerosos elementos que anticipan sesgos a la baja en 2017, como el impacto del Brexit, la actual situación de desgobierno o los ajustes presupuestarios para cumplir con los nuevos objetivos de déficit público».

El economista jefe del BBVA Research, Rafael Doménech, recuerda que «la economía española lleva encadenados 12 trimestres de crecimiento del PIB y del empleo, y en la Comunitat Valenciana la recuperación está siendo incluso algo más intensa, pero todavía no se han recuperado los niveles de renta per cápita y empleo anteriores a la crisis. Conviene recordar que la crisis en España dio lugar a una caída del 10,3% del PIB per cápita y a una destrucción del 18% del empleo, y que en la Comunitat Valenciana la intensidad de la crisis fue mayor». Doménech, sin embargo, aporta un pronóstico relativamente alentador, porque las previsiones de la entidad apuntan a que «a finales de 2017 la economía española recuperará los niveles de renta per cápita de 2007, mientras que la Comunitat Valenciana lo hará unos trimestres más tarde».

Entre los consultados, sin embargo, hay varias voces que ven superada la crisis. Por ejemplo, el director territorial del Banco Sabadell, Jaime Matas, para quien, «desde 2014, la recuperación económica se ha afianzado, viene registrando tasas de crecimiento positivas, y, por tanto, podemos afirmar que nuestra economía se encuentra inmersa en una fase cíclica expansiva», si bien esa mayor actividad se ha visto apoyada por los reducidos precios del crudo, las medidas de impulso fiscal y unas condiciones de financiación favorables. La profesora del departamento de Economía de la Universitat Jaume I de Castelló, Mariam Camarero, añade que, «si hablamos de ciclo económico, la recesión como tal ha finalizado y nos encontramos en una fase expansiva. Sin embargo, si analizamos la economía en su conjunto, hay dos desequilibrios graves que no se han resuelto en estos años. El primero es el desempleo. La reforma del mercado laboral ha aliviado algo las rigideces, pero no es suficiente, puesto que aun con crecimiento seguimos sin generar suficientes empleos, al tiempo que la falta de cotizantes hace insostenible el sistema de pensiones. El segundo desequilibrio son las finanzas públicas. Ambos pueden lastrar el crecimiento a medio plazo».

La directora de Proyectos Internacionales del IVIE, Matilde Mas, coincide en que «de esta crisis sí parece que hemos salido, en gran parte gracias a las reformas estructurales. Lo que no está claro es si hemos conseguido inmunizarnos ante crisis futuras (que seguro volverán). Encuentro preocupante el discurso que se está extendiendo en todos los ámbitos de que puesto que ya hemos salido de la crisis ya podemos volver a recuperar los «derechos perdidos» y deshacer los recortes que se tuvieron que hacer. Creo que esto es un gran error. Si la crisis afectó a España con especial dureza fue por sus ineficiencias en prácticamente todos los órdenes».

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