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Más atención a pesar de la retirada de las poblaciones más pequeñas

La mayor atención de la banca hacia el sector agrario ha coincidido con una etapa de claro repliegue de las entidades financieras de las poblaciones más pequeñas, donde la menor actividad dificulta la rentabilidad de las sucursales y en las que la actividad del campo es el principal aporte económico. El cierre de establecimientos ha sido significativo entre las entidades que han tenido que ser rescatadas con dinero público. Bankia, heredera de Bancaja, es un claro ejemplo. Estos bancos han recibido quejas de haber provocado exclusión financiera, dado que en muchas ocasiones eran los propietarios de la única oficina del pueblo. Bankia, para tratar de paliar los efectos de dejar sin banco a varias poblaciones de Valencia y Castelló, puso en marcha un autobús itinerante para prestar ese servicio.

No obstante, fuentes de las cooperativas de crédito „las entidades tradicionalmente muy vinculadas al mundo agrario y que han mantenido su presencia en el mundo rural„ aseguraron a este diario que, con las nuevas tecnologías, el panorama está cambiando. Es cierto que se trata de poblaciones envejecidas, pero también que los jóvenes que viven en las mismas y que tienen menos de treinta años se relacionan con su banco a través de internet o del móvil. «No dependen de las oficinas», aseguran las citadas fuentes, que añaden que «no hay diferencia generacional respecto de las zonas urbanas». Claro que también «la gente mayor apenas hace gasto, a diferencia de los jóvenes, que contratan seguros o fondos de inversión y estos no precisan ir a una sucursal». j. c. valencia

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