¿Por qué se ha producido en tan poco tiempo el relevo en la dirección autonómica? Su antecesor, Emilio Valencia, fue nombrado en abril.
Era importante que Emilio Valencia volviera a Murcia, donde había prestado servicio antes y ha tenido funciones importantes. La alta dirección ha considerado que la mejor persona como relevo allí era él y por eso lo ha mandado allí. No hay otra razón.
¿Cuáles son los objetivos que le ha marcado la dirección de Cajamar?
El objetivo principal es que queremos aumentar la cuota de mercado. Queremos seguir avanzado en la financiación de empresas, pymes y cooperativas. Ahora estamos en un 9,35 % en depósitos en la Comunitat Valenciana y al 7,90 % en crédito. Mi horizonte es subir por encima del 10 %, aunque hay que ir poco a poco, que los crecimientos sean sólidos. No hay techo, pero llegar al 11 % o el 12 % estaría bien. Me gustaría en un año lograr medio punto de subida en la cuota de mercado. La Comunitat Valenciana mueve más de 20.000 millones de euros de volumen de negocio, que viene a ser un tercio de la entidad.Desde enero, el crédito nuevo en la autonomía ha crecido en 1.500 millones.
¿Está volviendo a repuntar el negocio inmobiliario? ¿Y las empresas? ¿Se nota mayor alegría inversora o las incertidumbres políticas han frenado esa tendencia?
A principio de año, la incertidumbre política hizo su daño, en el sentido de que muchas empresas querían acometer nuevas inversiones pero se quedaron paradas hasta ver cómo evolucionaba el tema. Ahora estamos empezando a ver un pequeño repunte. En el tema inmobiliario, hay estadísticas que vienen a decir que el precio de la vivienda está subiendo, pero nosotros tenemos en cartera muchos pisos y en este momento no es nuestro principal sector. No queremos caer otra vez en antiguos errores.
¿Por qué?
Demanda de pisos siempre ha habido y hay, aunque es verdad que la oferta es todavía muy grande. Seguimos haciendo financiación para compra de vivienda, pero no entramos en promoción inmobiliaria.
¿Son más exigentes en las garantías?
No tenemos que caer en los errores anteriores, cuando se financiaba más del 80 % del precio. Buscamos una capacidad de pago real. Si es así y no se pide más del 80 %, sí entramos. Queremos crecer ahí, pero no es lo más importante. Lo principal es crecer en todo, en particulares, pero sobre todo en empresas y en el sector agroalimentario, que es donde estamos más especializados y donde somos los líderes en España.
Ya con el nuevo Gobierno central, ¿cree que el Ministerio de Economía va a retomar la reforma de las cooperativas de crédito que aparcó y que preveía una mayor concentración del sector?
Parece ser que De Guindos ha dicho algo al respecto y que quiere hacer esa reestructuración. Nosotros estamos a expensas de lo que diga el Gobierno.
Cajamar siempre ha sido partidaria de la concentración e incluso de crear un solo grupo cooperativo en España.
Por supuesto que sí. Compartimos muchas cosas. Todas comenzamos en el mundo agrario y la misión es la misma. Siempre estaremos abiertos a la unión porque la unión hace la fuerza. Al final, esto es una cuestión de economías de escala. Estamos abiertos a cualquier conversación tanto por parte de la administración como de las cooperativas de crédito. Vamos más hacia la integración en un gran grupo que a la fusión, porque entendemos que cada entidad debe mantener su personalidad jurídica.
¿Está negociando Cajamar la incorporación de alguna de las cooperativas de crédito valencianas que siguen independientes?
Ahora mismo, no. No hay ninguna conversación.
Viendo los resultados del tercer trimestre, las rurales valencianas con peor evolución son en su mayoría las que están en el grupo Cajamar. ¿A qué se debe?
Estamos dentro del Mecanismo Único de Supervisión a través del Banco Central Europeo y las exigencias que tenemos son superiores a las que tienen esas cooperativas independientes. Tiene que ver con eso. Cajamar va muy bien. Aumenta beneficios. Esperamos este año 77 millones. Ellos, con menos exigencias, han conseguido mejores resultados. Las que no están en nuestro grupo están supervisadas por el Banco de España y tienen menores requerimientos que las de nuestro grupo, que mutualizan beneficios. Las nuestras pueden tener menores resultados a cambio de fortalecer al grupo, que es el instrumento de defensa. El día que una caja pequeña que ahora tiene mejores resultados tenga un problema se cae, porque no hay quien la proteja.
¿En qué medida afecta al negocio de Cajamar que los grandes bancos también busquen clientes en el mundo agrario?
Somos los líderes en el sector agroalimentario. Hoy día estamos concediendo financiación nueva al sector por encima del resto de las entidades. Es normal que en un momento dado las entidades financieras busquen el negocio en ese sector, porque ha sido una actividad refugio. No obstante, nosotros estamos creciendo.
¿Se están replegando esas entidades?
Eso ha ocurrido precisamente porque se han dado cuenta de que nosotros estamos muy especializados. Alguna entidad ha abierto departamentos dirigidos al negocio agrario y lo ha tenido que cerrar porque ha visto que no tenía evolución positiva.
¿Cómo se está adaptando a las nuevas tecnologías una entidad como Cajamar, tan vinculada con territorios con menor penetración de esas tecnologías y más dependencia de las oficinas?
Hemos invertido mucho dinero en esos nuevos canales, como la banca móvil o la electrónica, pero también somos una entidad de personas y queremos estar muy cercanos a nuestros clientes. En la Comunitat Valenciana tenemos 157 oficinas en municipios de menos de 5.000 habitantes y queremos seguir estando ahí. Vamos buscando los nuevos clientes jóvenes que utilizan la banca virtual y la banca móvil, pero también queremos apoyar a esos otros clientes y socios que no utilizan esos canales. Por eso tenemos tanta presencia en oficinas. El grupo cooperativo Cajamar tiene la red de oficinas más grande en la Comunitat Valenciana.
