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Opinión | Humo en la costa

El relevo de un símbolo

Hace un cuarto de siglo, la excelencia empresarial tenía un nombre alto y claro en la Comunitat Valenciana: Lladró. En verdad, poco queda ya de aquel esplendor

El relevo de un símbolo

Hace un cuarto de siglo, la excelencia empresarial tenía un nombre alto y claro en la Comunitat Valenciana: Lladró. En verdad, poco queda ya de aquel esplendor. El pasado jueves, la familia decidió la venta de la compañía al grupo PHI Industrial, con lo que puso punto y final a una apasionante aventura empresarial de origen valenciano construida por tres hermanos que levantaron un imperio cerámico que en sus días de gloria ponía picas en lugares tan exclusivos como la Quinta Avenida de Nueva York o Rodeo Drive, la calle de los ricos del Hollywood más cinematográfico. Los Lladró eran entonces „en especial el más mediático José Lladró, pero también Juan como accionista que fue del Banco de Valencia„ el emblema del bien hacer de los empresarios autóctonos. Los mismos mantras que se siguen defendiendo en la actualidad „la industria como bandera, la innovación, la internacionalización„ formaban parte del ADN de aquel grupo que nació en la posguerra española en un pequeño taller, casi en un garaje, como las grandes tecnológicas de Sillicon Valley.

La crisis económica y, previamente, el progresivo agotamiento comercial de los productos señeros de la firma, pero también las desavenencias familiares, la idoneidad de los gestores o la idiosincrasia de la segunda generación son factores que explican el punto final a esta trayectoria: no la de la marca, cuyo recorrido es ahora indescifrable y dependerá del éxito que tengan las nuevos propietarios, sino del proyecto empresarial autóctono que significó Lladró.

En esta época „y, la verdad, desde hace unos cuantos años„ el emblema resplandeciente del empresariado valenciano es el propietario de Mercadona, Juan Roig. Como los Lladró, cuando se mira a Valencia en busca de un icono de la empresa su nombre es el que figura por delante de cualquier otro a una distancia sideral. Ambos simbolizan también épocas distintas. Aquellos en el mundo de la industria y este en el de los servicios, aunque su cadena de distribución se haya convertido en una locomotora de impacto sobre la industria agroalimentaria valenciana. Curiosamente, esta semana la empresa ha informado del nombramiento como responsable de la transformación digital de la compañía, es decir de su incorporación plena a la economía del futuro, de Juana Roig, la hija menor del fundador de la cadena. Otra de sus cuatro hijas „Carolina„ es la responsable del área de análisis de mercado. Así que el relevo generacional avanza en una de las empresas familiares más señeras de España, cuyo liderazgo en el país apenas nadie le disputa y que ya ha dado los primeros pasos para su expansión internacional a través de Portugal.

Juan Roig y sus hijas tienen en sus manos otro reto de gran alcance: que no se repita en el futuro el aciago destino de Lladró como empresa.

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