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Entrevista

Francesc Colomer: "La tasa es como el bar que da el sablazo al extranjero. No es hospitalario"

A pocos días de Fitur, Colomer está volcado en la presentación de proyectos. Convertir los recursos en productos turísticos y venderlos. Es su «trilogía sagrada» para elevar la rentabilidad. Y el objetivo en estos años de bonanza: «Que cuando pase el viento de cola estemos recualificados»

Francesc Colomer, en el CdT de Valencia, esta semana tras presentar la Ruta del Grial. Eduardo Ripoll

2016 ha sido un año histórico para el turismo valenciano. Récord de visitantes extranjeros, récord de gasto, el tráfico aeroportuario en Manises disparado y de regreso a las cifras de los años de la Copa América y la Fórmula 1, y unos competidores en el Mediterráneo sacudidos por la lacra terrorista. Con todo ese viento de cola, el secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, afronta la feria internacional de Madrid (Fitur) y el año 2017, con el reto de aprovechar la coyuntura para avanzar hacia la desestacionalización y la mejora de rentabilidad, la creación de nuevos productos turísticos y la consolidación del nuevo relato de un turismo ético y hospitalario. Esta semana la C. Valenciana despliega sus argumentos para seducir al mundo en Fitur.

¿Qué espera de la edición de Fitur que se celebra este semana?

Es la primera gran feria del calendario. Es importante trasladar un mensaje de profesionalización. Ese es el diseño del stand: mucho espacio dedicado al coworking. Y mucho producto. Acabamos de presentar la Ruta del Grial y habrá muchos más. Es el gran viraje que esperaba el sector de nosotros, menos escaparate institucional y de política, y más producto y más profesionales. Una feria es una espacio de encuentro para hacer coworking. Mantenemos nuestro relato de «Mediterráneo en vivo», de autenticidad, regreso a lo que somos, valores, hospitalidad, cultura, identidad, gastronomía, patrimonio y productos: sol y playa, LGTB, turismo inclusivo... Todos los que estarán en el stand son personas con discapacidad. No jugamos al estereotipo de las azafatas. Es una propuesta de valor.

Está pendiente la sentencia del caso Fitur. El nombre sigue ligado al despilfarro y política de escaparate. ¿Habrá políticos?

La presencia será la del presidente y la estructura de la gobernanza turística. Pero hemos de asumir que más allá de la cortesía a los alcaldes y la gente del sector con la que nos encontraremos, hemos de hacer un esfuerzo por ser portadores de un estilo basado en dar un paso atrás y en una cura de humildad. En Fitur y cada día.

Durante años fue un lamento de muchos empresarios que Fitur fuera un cóctel de marcas turísticas que colisionaban y se bloqueaban a la hora de la promoción. Lleva año y medio en el cargo, con un debate sobre las marcas. ¿Cómo valora la actitud de las diputaciones?

En el terreno técnico y profesional, incluso en el institucional, no puede haber dudas. Tras año y medio hemos dado pruebas de conciliación, de nuestra voluntad de ser cascos azules. No se me puede encontrar ni una mala palabra, no he criticado a nadie ( y no es que no tenga argumentos), no he puesto el retrovisor. Eso de que íbamos a liquidar las marcas ya no se lo cree nadie. Porque mañana vamos a presentar la marca Alicante: toda la vida reivindicando Alicante y al final hemos sido nosotros los que hemos estimado que lo merece.

¿Como está funcionando el ecosistema de marcas?

Hemos lanzado un estudio, por primera vez en el autogobierno, de posicionamiento de las marcas alrededor de los mercados emisores para ver cómo nos ven, qué nos falta, en función de los países. Todo eso está al servicio de la inteligencia de mercado y los planes de márketing futuros. En la nueva ley ya lo decimos: hemos de crear un servicio integral de marcas, donde no se dispute la hegemonía de ninguna. Hemos de modular y gestionar la diversidad de un territorio que se llama Comunitat Valenciana. El tema de las marcas lo hemos situado donde toca, en el nivel profesional y técnico. Y este estudio nos ayudará a la convivencia entre ellas.

¿Cómo va la relación con el sector turístico? La patronal alicantina carga cada vez que asoma en el debate la tasa turística, o por la centralización de la inversión.

Las relaciones con las patronales son buenas, cordiales y marcadas por el respeto. Es normal que desde las periferias haya dudas. Por eso yo siempre acentúo que en turismo, para acabar con la dinámica y la lógica centro-periferia, soy partidario de fomentar diferentes centralidades. El objetivo de la gobernanza turística es gestionar la diversidad. Yo reivindico el interior, con mucha fuerza, a pesar de que las cifras son aún escuálidas. Y reivindico los grandes portaaviones turísticos como Benidorm o Valencia. Hemos de romper la idea de centro-periferia, fomentar la discriminación positiva, y reivindicar las diferentes capitalidades turísticas. Tota pedra fa paret. Y la grandeza de esta comunidad es el valor añadido que le aporta lo pequeño, lo desconocido, y que está en disposición de fascinar y ser redescubierto por los mercados. Es el gran valor añadido a la playa.

Está usted filosóficamente en contra de la tasa turística. ¿En qué escenario valoraría introducirla?

Buena definición. La rentabilidad ha crecido pero es una lucha inacabada. Tengo varios argumentos en contra. Uno: el minuto y resultado de la rentabilidad turística no recomienda establecer la tasa. Dos: o es una conjura querida y es finalista para el sector o no vale la pena plantearlo. El sector debe monitorizarla y guionizarla. Tres: cada vez lo tengo más claro y sé que quizá es ir en contra de alguna corriente, pero es un agravio comparativo. ¿Por qué el alojamiento debe residenciar la carga fiscal de los beneficios de muchos más? ¿Por qué cargarlo en el hotelero? El perímetro de beneficios del turismo es mucho mayor. Eso me desafecta, me distancia de la tasa. Y si salváramos todo esto aún tengo un argumento que no me arrepiento de hacer público: la hospitalidad. No podemos establecer diferencia entre los de fuera y los dentro. Es como el mito de ese bar que pega el sablazo al extranjero. Poner un arancel o tasa choca con el concepto de hospitalidad. Esta economía turística debe arraigarse en valores.

La C. Valenciana, sobre todo la Costa Blanca, se juega mucho con el ‘brexit’ y es una incógnita para 2017. ¿Qué planes tiene para minimizar el impacto de la caída del gasto por la devaluación de la libra o la pérdida de turistas?

En vísperas de la World Travel Market de Londres constatamos que 2017, aunque el poder adquisitivo caiga, las expectativas son buenas. 2016 ha sido un gran año desde el punto de vista del mercado emisor británico. El INE ha publicado una estadística en que el gasto ha subido un 8%. He leído cifras más elevadas pero dejémoslo ahí. El ‘brexit’ aún no ha mostrado sus efectos perversos. Constituí días después del referéndum una comisión de análisis y seguimiento de sus efectos. Vamos a contratar una agencia de relaciones públicas para detectar oportunidades y hacer seguimiento. Tenemos una estrategia. También vamos a hacer una campaña de hospitalidad, interna, dirigida a los valencianos, para fidelizar al público británico, que se sientan queridos. Hay que generar empatía. En cuanto a promoción, multiplicaremos por diez el gasto en los próximos años.

El mazazo del terrorismo ha desplomado el número de turistas en Turquía un 30%. París ha perdido 1,3 millones. La inseguridad convierte a España y Valencia en refugio. ¿Teme que la normalización de esta situación en pocos años genere un impacto negativo?

Hay que aprovechar el viento de cola, por esta maldita coyuntura. Me gusta recordar las palabras de Taleb Rifae, secretario general de la OMT, que hace poco fue a Luxor para reivindicar Egipto. Y es bueno. Que la desgracia de otros motive nuestra ventaja, no es una buena noticia. Lo que tenemos que hacer es aprovechar para fidelizar, para elaborar una ley nueva, un libro blanco que marque una estrategia distinta, más productos, más alianzas, más formación, más CdT. Que cuando pase el viento de cola nos coja recualificados. Ese es el objetivo. Le presto cero atención a las cifras de récord, aunque es positivo. La gobernanza turística es para mañana y pasado mañana. Luces largas, siempre.

Producto y más producto para convertir las cifras en más beneficios.

El turismo es una trilogía sagrada. Si no tuviéramos el Grial, la Lonja, el Colegio de la Seda, el carácter hospitalario. Si no tuviéramos el sol y playa como recurso, te diría: dediquémonos a otra cosa. Hemos de transformar el recurso en producto: ahí entra la innovación, el talento, las universidades, Invatur... y la comercialización a través del big data, la inteligencia de mercados, el márketing on line. Recurso, producto y comercialización. Esa es la secuencia sagrada.

Los datos de tráfico aéreo de este año son excepcionales. De no haber AVE a Madrid, sería un récord sin parangón. ¿Qué le falta a la conectividad de Manises?

Nueva York. Me consta que la ciudad lo está trabajando, están muy preocupados y pendientes de la conectividad. Vicente Blasco Infante siempre me decía que para que una compañía tome la decisión el interés tiene que ser recíproco entre ambos destinos. Por ejemplo, la ruta del Grial. Cuando estuvimos en Nueva York con el presidente Puig acompañando a Quique Dacosta en el Star Chef estuvimos hablando del Santo Cáliz. Por lo que sea, por Spilberg, por el magnetismo, tenemos atributos para hacer posible el interés al target americano. Se trata de perseverar y examinar por qué la experiencia terminó. Hemos de hacer posible la reciprocidad.

El esperado vuelo a Barcelona ha generado cierto revuelo por el formato, al estar vinculado a ese convenio de promoción turística con Air Nostrum que no ha salido a concurso. ¿Cómo lo valora?

Es un tema que no lleva la Agencia Valenciana de Turismo sino la Sociedad de Proyectos Temáticos. Todo lo que sea mejorar conectividades es plausible. Es evidente que hay un vacío en la conexión con Barcelona, que el corredor ferroviario no es competitivo. Vamos a ver cómo evoluciona.

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