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El David del mueble está en Castalla

El David del mueble está en Castalla

La victoria de David sobre Goliat es el ejemplo perfecto de cómo el tamaño muchas veces no importa. En el mundo de la empresa sucede en ocasiones lo mismo. Uno de esos casos es el de la compañía de Castalla Actiu, cuyos «principales competidores mundiales son varias multinacionales con miles trabajadores a las que ganamos concursos internacionales por nuestra flexibilidad, nuestra rapidez y nuestra capacidad de adaptación», asegura la hija del fundador, Soledad Berbegal. La firma del sector del mueble tiene unas honrosas dimensiones con 73 millones de facturación y una plantilla directa de 280 trabajadores directos (y 150 indirectos), pero, claro, es como el bíblico rey hebreo.

Una de sus ventajas es que tiene capacidad y posibilidades de crecimiento y a lo mejor un día más bien lejano le puede mirar a la cara a su particular Goliat sin necesidad de usar una honda. El año que viene cumplirá cincuenta años de vida y en medio siglo ha crecido lo suyo. Vicent Berbegal era un joven de veinte años en 1968 empleado desde los 14 en un taller de carpintería de Castalla que trabajaba la tapicería, las estructuras de madera y uno de los muebles que por aquel entonces empezaba a universalizarse en las casas de la incipiente clase media española: el sofá.

En el ambiente industrioso que caracterizaba a la comarca de la Foia de Castalla, Berbegal se convirtió en un pionero de los emprendedores. Así nació Creaciones Berbegal, una empresa con apenas cinco empleados y ubicada en una nave de alquiler en sus inicios, cuyo desarrollo se ha ido produciendo al compás de las nuevas tecnologías que iban llegando a la sociedad, como asegura el fundador, todavía al mando del timón de su grupo empresarial. Los primeros años de expansión llegaron de la mano de la televisión a través de los muebles de diferentes tamaños que proliferaron en los hogares para ubicar en el mejor lugar a la nueva reina de las casas. Más tarde fueron los ordenadores, «que requerían de un mobiliario adecuado para instalar también los diferentes complementos que incorporaba, como la impresora, y que nos permitieron un relanzamiento más potente», según Vicent Berbegal.

En los años noventa llegó la diversificación, es decir la empresa empieza a producir artículos diseñados y desarrollados por ella misma „sillas, muebles, cajones de archivo, elementos complementarios„ en los más diferentes materiales: metal, madera, plástico, inyección de aluminio. Es en esa época también cuando la compañía unifica sus marcas y se consolida la denominación Actiu que, como explica el fundador, es una palabra «asimilable en varios idiomas». Y es que la compañía inició bien pronto su expansión internacional. Concretamente, en 1981. Hoy día vende en 85 países de los cinco continentes. La última, de momento, reinvención de Berbergal y Actiu es el llamado coolworking, que, de la mano de prescriptores como ingenieros y arquitectos, utiliza el mobiliario para lograr un mayor bienestar en el trabajo y, de esta forma, mejorar la vida de los empleados y la productividad.

En los últimos años, la compañía, cuya facturación „prevé llegar a 90 millones en 2017, un 23 % más„ procede en un 60 % del exterior, ha equipado oficinas de Google en Irlanda, Polonia y Chile, las de Mapfre en todo el mundo, ha fabricado 11.000 mesas elevadas para la plantilla de la aseguradora Allianz en Francia y ha instalado mobiliario en universidades, palacios de congresos y aeropuertos como el de Mallorca (12.000 asientos), Australia, Panamá o Abu Dhabi.

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