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La teoría del agua en la patronal

Xavier Domènech, el portavoz de En Comú Podem en el Congreso, me contaba cuando era profesor de la Universitat de Barcelona y años antes de ser diputado, que tras una gran debacle política de un partido, el espectro sociológico que representaba no desparece, sino que otras formaciones lo asumen. Porque los votos están ahí. Hay que ocuparlo como hace el agua con el espacio. Cuando existe un vacío se debe llenar u otro lo hará. Es lo que hizo el primer Podemos y Ciudadanos con el hundimiento del bipartidismo en 2015.

En la patronal valenciana -donde también se hace política, mucha política- pasó algo similar tras el terremoto del hundimiento de la autonómica Cierval. Visto que el espacio de poder quedaba vacío, los diferentes referentes empresariales se han lanzado a llenar -como el agua- ese espacio.

La primera en salir a la palestra y quien, como en la guerra relámpago, tiene más posibilidades de ocupar la mayoría del vacío de poder autonómico es la Confederación Empresarial Valenciana (CEV) de Salvador Navarro, que en menos de dos meses amplió su ámbito de actuación a toda la Comunitat Valenciana. La velocidad y la solvencia con que ha actuado ha dejado noqueados a algunos de sus principales y potenciales rivales, entiéndase «enemigos», personificados en las otras dos patronales provinciales, sobre todo la alicantina Coepa que está perpleja viendo como la influencia que otrora tuvo se le escapa de entre las manos por una gestión nefasta de sus dirigentes.

Pero la ocupación de ese vacío de poder en la representación patronal autonómica no será fácil porque otras fuerzas y contrapoderes internos también quieren parte del pastel. No ha sentado nada bien en la CEV la creación de la sectorial Confemetal, liderada por Vicente Lafuente y que, aunque dentro de la CEV, tendrá una importante cuota de poder en el nuevo modelo. De hecho, han sido los primeros en aglutinar un sector de manera autonómica.

Como el conseller de Economía, Rafa Climent, viene de El Comtat sabe que las provincias no son un buen negocio y que el único futuro que tiene el país de los valencianos es eliminar esa barrera administrativa centralista. Por eso le gusta tanto Confemetal y ya ha animado abiertamente a los empresarios del comercio y a las asociaciones a unirse para ocupar todo el territorio. Siempre es más fácil negociar con uno que con 100. Como Henry Kissinger con Europa, Climent no sabe a quién llamar cuando de horarios comerciales hay que tratar.

Pero sin duda, la apuesta que más morbo genera en esa ocupación de espacio de poder patronal es la que han iniciado la Unió Gremial, la Unió de Llauradors y la organización de autónomos ATA. Su intención es montar una entidad empresarial «pata negra» valenciana, es decir, fuera de la CEOE y de cualquier sumisión a Madrid. El sueño dorado del Bloc Nacionalista Valencià.

Ahí andan metidos en Compromís, bendiciendo la creación de una nueva l´Empresarial. Joan Baldoví y Enric Morera les han animado públicamente. Como el agua, hay que ocupar el espacio.

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