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Amparo Nácher (Tallar i cosir): «Los bancos no me quisieron prestar dinero porque no tenía con qué avalar»

Amparo Nácher en su mercería de València. miguel á. montesinos

Amparo Nácher fue una de tantos trabajadores -contable, en su caso- a los que la crisis zarandeó sin compasión. Seis años estuvo en el paro. Desesperada por la falta de faena, decidió finalmente creársela ella misma. «Mi hobby es coser y decidí montar algo como emprendedora», recuerda ahora. Así que se dirigió a los bancos en busca de financiación para poner en marcha su mercería, «pero no me quisieron dar dinero porque no tenía con qué avalar». ¿Fin del sueño?. Pues, no. Cuenta Nácher que en su camino entonces se cruzó la SGR, que acababa de sacar al mercado unos préstamos del Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) para emprendedores y micropymes.

Tras presentar un plan de negocio, logró un crédito de 12.000 euros avalado por su padres a devolver en cinco años y con un interés del 2,5 % que la beneficiaria califica de «casi regalado». Y hace seis meses abrió las puertas de su mercería Tallar i cosir. Dicen que todo negocio precisa de unos tres años para consolidarse. A Nácher aún le queda. De momento, según confiesa, la tienda, «bien no va, porque no tengo ganancias ni me saco un sueldo, pero genero lo suficiente para cubrir gastos y comprar producto». Aún así, «el importe de ventas que me falta para tener un sueldo es pequeño». Por tanto, la expectativa es buena y, mientras tanto, la familia sigue siendo el gran soporte para su supervivencia. Nácher regenta ella sola su mercería con horarios de 10 de la mañana a dos de la tarde y de cinco a ocho y media de la tarde.

La emprendedora valencian está planeando nuevas iniciativas para potenciar el negocio. La idea, según cuenta, ha partido del vecindario del barrio valenciano donde se ubica la tienda. Se trata de contratar a un autónomo que dirija las labores -tricotar calceta- con carácter formativo para los clientes de la mercería.Si todo va bien, las clases empezarán el próximo mes de septiembre.

Amparo Nácher se muestra agradecida ante la oportunidad que le ha dado la Sociedad de Garantía Recíproca. «Ha sido mi gran salvación», aseguró a este diario antes de destacar «el buen trato» recibido. A pesar de todo, como se trataba de una línea nueva del Instituto Valenciano de Finanzas y «yo fui de las primeras en pedir el crédito, les costó un poco arrancar por motivos burocráticos y tardaron tres meses en concedérmelo, pero en condiciones normales lo habría obtenido en tan solo treinta días».

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