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MC Spain: historia de ida y vuelta entre Alemania y València

MC Spain: historia de ida y vuelta entre Alemania y València

Hay empresas que nacen en un lugar como perfectamente podrían haberse asentado en cualquier otro. Es el destino. O la casualidad. Es la historia de MC Spain, una empresa valenciana del sector químico especializada en los aditivos para hormigón y que cuenta con más de 80 años de historia. El alemán de origen ucraniano Carlos Safránez tuvo que huir de Hitler en 1933, y sin saber una palabra de castellano aterrizó en España. No era precisamente un paraíso: se encontró con un país en vísperas de guerra. Cada uno de los cuatro hermanos puso rumbo a un lugar del mundo.

Carlos salió adelante. Traía sus credenciales. Era ingeniero civil, especializado en obras de hormigón, en presas. Y en España, se especializó en la impermeabilización con telas asfálticas. Su empresa, Hidrol, prosperó. El I+D se lo traía de Alemania. Llegó a contar con más de 130 empleados y delegaciones abiertas en Madrid, Sevilla y el País Vasco.

Pero la crisis del petróleo, con una subida desproporcionada de los precios, se lleva el proyecto por delante en los años 70. Había que reinventarse. «Mi padre cierra el negocio principal de impermeabilización con telas asfálticas y gira a la fabricación y distribución de químicos. Pero siempre ligado a la construcción», cuenta Carlos Safránez, director general y tercera generación hoy al frente de esta empresa familiar.

Los aditivos para el hormigón y la importación de productos químicos alemanes para la construcción e industria se convirtieron en el nuevo core business. La mercantil también adapta el nombre: Isocron. Los Safránez, de nuevo, encuentran su momento. «La empresa se centra en el desarrollo de nuevas técnicas de construcción, con hormigones de altas prestaciones, duraderos y de fácil colocación». Es un contexto de grandes obras de ingeniería civil: centrales nucleares, presas, túneles, depuradoras... «Las nucleares pedían requerimientos técnicos importantes, por las características del hormigón», recuerda el hoy director general. La empresa crece. Sigue siendo una pyme valenciana pero con movimiento en toda España: delegados en Murcia, Cataluña, Andalucía y Madrid.

La firma, que tuvo hasta hace unos años su sede en las Naves Cross, decidió intensificar su relación con los proveedores en pleno boom. El gigante alemán MC Bauchemie estaba especialmente interesado en el mercado español, griego e italiano y entra en contacto con la valenciana. Compartían filosofía, defiende Safránez. MC es un gigante con presencia en 40 países y 2.500 empleados, pero sigue siendo una empresa familiar.

Crisis: nuevos mercados y mirada al exterior

«Desde 2003 al 2007 estuvimos conociéndonos. Y en 2007 firmamos un acuerdo por el que compran el 35% de la empresa y en 2011 pasa a ser mayoritario. Para mi padre vender la empresa a un socio alemán era importante. En química siempre es importante tener un partner que conozca el I+D», explica.

En 2011, tras la compra, se crea MC Spain, y desde entonces distribuye únicamente los productos de esta compañía. Se trata, en general, de aditivos para hormigón, así como productos para reparación y protección de industrias, infraestructuras y edificios.

La crisis fue demoledora para una firma situada al inicio de la cadena del sector de la construcción. De los 7,8 millones facturados en 2007, se cayó a los 2,4 de 2013, un 70% de pérdida de ventas. «Esto nos llevó a refugiarnos en nichos de mercado nuevos, que aún tenían margen, como el mundo de la industria, concretamente en mantenimiento y reparación de estructuras de hormigón. Eso lo adoptamos del modelo MC alemán. Ellos ya sufrieron la burbuja de la construcción», señala el director general.

La crisis, además, les ha hecho abrirse a los mercados internacionales, algo en lo que no habían reparado mientras mantenían crecimientos de dos dígitos a lomos del hiperactivo sector constructor español. Hace pocos días, de hecho, han presentado los resultados de las aplicaciones de sus aditivos químicos para lograr un hormigón blanco de alta resistencia y que permite el ahorro de energía en un centro educativo en Francia.

La firma, que vuelve a salir a flote tras lo más duro de la crisis, es hoy especialmente conocida en la construcción en puertos, donde participan en estos momentos en las ampliaciones de Bilbao y Tenerife, aportando producto y conocimiento. Pero también en aeropuertos como el de Santa Marta en Colombia, con prefabricados para la fachada. Y se han especializado en trabajos en el subsuelo, con la reparación de colectores de industrias químicas a través de robots con cámara (tecnología sin zanja) y sellado con un mínimo impacto y sin obra.

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