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Un largo periplo que arrancó con el transporte de sal

Antonio Armas Fernández, presidente del Grupo Naviero Armas, duplica la capacidad del negocio que fundó su padre con la compra de Transmediterránea

El anuncio de la adquisición de la Compañía Trasmediterránea por la Naviera Armas a través de su filial, Anarafe, nos da pie para hablar de un naviero de raza: Antonio Armas Fernández. Todo un forjador de un imperio marítimo que ha hecho a la chita y callando, siguiendo los pasos de su antecesor, Antonio Armas Curbelo, que fundó la empresa en 1941 con la adquisición de aquel legendario velero, el Astelena, que empezó a surcar las aguas del Archipiélago transportando sal desde Lanzarote a las islas de Fuerteventura y Gran Canaria.

Han pasado 76 años desde que el Astelena se lanzó navegar y el buen hacer de aquel pionero lanzaroteño hizo que su hijo tomara el relevo con un olfato para los negocios, que con el paso del tiempo le ha convertido en uno de los primeros armadores europeos con una flota de 32 barcos capaz de mover unos cinco millones de pasajeros y más de un millón de vehículos anuales a través del control de las navieras Armas y Trasmediterránea en el campo de los buques-ferries.

Su olfato emprendedor, su iniciativa personal, sus dotes empresariales, con un carácter reservado y reflexivo, huyendo de las grandes manifestaciones, hacen de Antonio Armas Fernández un hombre que trabaja en la sombra, pero que engrandece a Canarias con un paso firme y seguro, creando empleo y dando servicio con esa moderna flota que ha creado en los últimos 20 años, respondiendo a las exigencias de un mercado cada vez más especializado en el transporte marítimo que demuestra con esas 42 rutas que empezarán a cubrir todos sus barcos.

Ha sido el tesón de este lanzaroteño que ha tenido una gran visión del negocio marítimo y que asimiló allá en Londres en sus años jóvenes, cuando lo envió su padre a realizar estudios, que el transporte rodado por mar era el futuro de las comunicaciones.

La compra de Transmediterránea supone incorporar un total de 32 rutas, nuevas a Anarafe, fundamentalmente entre la Península Ibérica y Baleares y la Península y Norte de África. Y suprimir la competencia en las cinco rutas queTransmediterránea operaba entre la Península y las Islas Canarias.

Acciona cerró al venta de su participación del 92,7% en Transmediterránea al grupo naviero que controla Antonio Armas por 260 millones de euros. La naviera canaria asume, además, la deuda que Transmediteránea mantiene viva con diversas sociedades de Acciona por un importe total de 128 millones de euros. Todo un reto para el operador cuya naviera arrancó su periplo con el transporte de sal.

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