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Xylella, ¿contención o erradicación?

Estados Unidos, Brasil y ahora Córcega y Baleares apuestan por la convivencia entre las dos estrategias para combatir esta plaga que comienza a azotar comarcas del interior de alicante

Una máquina destroza una explotación con «Xylella» en Guadalest. David Revenga

¿Contener las plagas vegetales o cortar árboles y arrasar incluso con arbustos para buscar la erradicación? Ésa es la cuestión. Los devastadores efectos que está causando la Xylella fastidiosa en almendros de Baleares, en el olivar de Italia o en diversas especies en Córcega amenazan con extenderse también a los cul­tivos de la Comunitat Valenciana y provocar una alteración notable sobre el paisaje. No en vano, los planes comunitarios de erradicación de esta en­fer­me­dad conllevan en la práctica eliminar y tratar contra el insecto vector casi todo material vegetal existente en un radio de 100 metros colindantes a cada caso de in­fes­ta­ción. Eso y prohibir plantar, una vez arrancada, triturada y quemada la plantación afectada por la bacteria, cualquier cultivo que pueda ser hospedante (lo que incluye olivar, frutos secos, fruta de verano, cítricos, vid, etcétera).

Las imágenes aéreas sacadas de los primeros focos alicantinos donde este programa se ha aplicado, más parecen las de una escena lunar que una imagen propia del Mediterráneo. La industria oleícola andaluza, la hortofrutícola murciana o incluso la vinícola riojana siguen con suma atención lo que acontece en La Marina o el Comtat, como antes lo hacían con Baleares. Y por encima de ellos, la Comisión Europea también fiscaliza el estricto cumplimiento de la normativa europea de Sanidad Vegetal, dispuesta como está a evitar que se reproduzcan los graves errores del pasado más reciente, focalizados en el país transalpino, donde la enfermedad parece descontrolada.

Actitud de las autoridades

La actitud de las autoridades de otros países con experiencia acreditada en este patógeno, como Estados Unidos, que optan por medidas de contención para evitar el arranque de vides no afectadas o de las de Brasil, donde también se hace los propio con los naranjos, ha alimentado el debate. En tales latitudes, sus científicos hablan abiertamente de convivencia con la en­fermedad de Pierce (como se conoce la afección de la Xylella que ataca a las cepas) o con la Clorosis Variegada de los Cítricos(CVC). La comprensión mostrada por Bruselas, que ha escuchado finalmente las reivindicaciones del gobierno de Baleares para aplicar planes de contención, ha dado alas a quienes reclaman éso mismo para los cuatro focos hasta ahora detectados en Alicante. Hay más casos: en la provincia de Lecce (Italia) ya se consintió tal cosa en 2015 y recientemente también se ha aprobado lo mismo en Córcega (Francia). Y la diferencia en cuanto al impacto de la medida contra esta grave enfermedad vegetal es sustancial: la contención consiste en eliminar sólo los árboles infectados por Xylella y buscar otros positivos a su alrededor, justo lo que se lleva haciendo en las islas desde enero, mucho antes que la CE diera su visto bueno.

Lo que no se suele tener en consideración a la hora de exigir tal cosa para los focos en territorio autonómico, son las circunstancias específicas de cada uno de los casos en los que se ha apostado por esta segunda y más conservadora opción. No se alude, por ejemplo, que la primera cita académica a la enfermedad en Ca­li­for­nia data de 1880, que en 1930 se le dio el nombre a la enfermedad 'de Pierce' o que la factura del sector vinícola, según un artículo científico publicado en 2014, es de 104 millones de dólares cada año (48 en gastos de investigación y otros 54 millones en pérdidas productivas y reemplazo de vides).

Tampoco se suele aclarar que, en el caso de Brasil, la CVC se citó por primera vez en 1987, que durante muchos años provocó pérdidas anuales por disminución de ren­di­mien­to o calidad del fruto cítrico por valor de unos 100 millones de dólares/año y que sólo pasó a ser considerada como secundaria cuando irrumpió el te­mido citrus greening (HLB, otra bacteria que exige tratamientos fitosanitarios reiterados, un auténtico bombardeo que, de paso, logró hacer menguar la CVC. En ambos casos acumularon décadas pues de lucha contra la enfermedad antes de aprender a convivir con ella.

Tampoco el caso italiano parece ser mucho más aplicable a la situación valenciana. La Xylella, en su subespecie más agresiva -la pauca- fue descubierta en 2013 pero se estima que llegó años antes. Tras arrasar decenas de miles de hectáreas de olivos y hundir la producción oleícola, tras un escándalo social de importantes dimensiones derivado del arranque de miles de árboles -muchos de ellos centenarios-, la CE decidió 'abrir la mano' con Lecce y reforzar en 2015 la monitorización y control en el resto del continente.

La contención comenzó a aplicarse en esta comarca alincantina pero sobre la base, según se ha aclarado en reiteradas jornadas, de un principio digamos que «de tierra quemada» estableciendo una zona tampón de 10 kilómetros al norte de Lecce (la punta del tacón de la bota) para tratar de aislar de la enfermedad al resto del país. Hoy, sin embargo y dados los reiterados incumplimientos en los planes de erradicación y los atrasos en el arranque de una cantidad muy importante de olivos afectados, el ejecutivo comunitaria ha amenazado formalmente con llevar al país transalpino ante el Tribunal de Justicia de la UE por sus reiterados incumplimientos de los planes de erradicación.

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