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Opinión

Formación para asesorar

Desde finales de junio contamos con la «Guía Técnica 4/2017 para la evaluación de los conocimientos y competencias del personal que informa y asesora» elaborada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores, que ha puesto a trabajar duro a los departamentos de formación en los cuarteles generales de entidades financieras que prestan servicios de inversión

Desde finales de junio contamos con la «Guía Técnica 4/2017 para la evaluación de los conocimientos y competencias del personal que informa y asesora» elaborada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores, que ha puesto a trabajar duro a los departamentos de formación en los cuarteles generales de entidades financieras que prestan servicios de inversión. Y no es para menos. Este documento de escasos 13 folios marca la ruta que ha de seguir el sector financiero en la cualificación de sus empleados según éstos presten servicios de información o asesoramiento.

Centrándonos en el asesoramiento, se entiende por éste en materia de inversión la emisión de una recomendación personalizada sobre productos financieros según las circunstancias personales y el perfil de riesgo del inversor. Es decir, los asesores deben recomendar los productos que mejor se ajusten a sus necesidades en función de su nivel de estudios, carrera profesional, volumen y frecuencia de las operaciones, su situación financiera (fuente y nivel de ingresos, gastos y pagos periódicos, situación patrimonial y objetivos de inversión€.

Analizando los conocimientos formativos que recoge el apartado sexto de la guía se pueden crear tres grandes grupos de requisitos. Generales (situación económica y acontecimientos nacionales, regionales y globales€) para poder identificar posibles necesidades en el corto, medio y largo plazo debidas al ciclo económico. De mercado, productos disponibles, en qué mercados operan, funcionamiento, comportamiento de los rendimientos de los mismos, valoración y fijación de precios, posibles costes y gastos en los que se pueden incurrir y, los fundamentos de la gestión de carteras (implicaciones de la diversificación de los riesgos y rentabilidades). Todos ellos, sin olvidar los más personales, dónde se deben recoger las circunstancias que afectan al cliente desde un punto de vista de objetivos, plazo de inversión, patrimonio, experiencia previa, fiscalidad de las inversiones recomendadas; en definitiva hacer el test de idoneidad y el test de conveniencia.

La propia guía establece que se publicará una lista de títulos o certificados de entidades que acreditan la formación especializada que requiere MiFID II. La última actualización llevada a cabo recoge dos formaciones impartidas por la FEBF: el Máster Universitario en Gestión Financiera impartido junto a la Universidad CEU Cardenal Herrera, y la certificación EFA, para la cual preparamos a través del Programa Superior de Asesoramiento Financiero que se lleva impartiendo más de 15 años.

Por último, remarcar que en España el asesoramiento financiero sólo lo pueden llevar a cabo empresas de servicios de inversión como las sociedades de bolsa, agencias de valores o sociedades gestoras de carteras.

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