Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Historias

Cuando el director de la sucursal era el rey

Cuando el director de la sucursal era el rey

Manuel Ibáñez Jarque era maestro, pero en su pueblo, Carlet, le recuerdan como el director del banco. Ibáñez (1919-2004) lideraba la sucursal de Banesto, la única que existía en toda la localidad de un banco (hoy integrado en Santander). Sólo la caja de ahorros local, Caixa Carlet, tenía otra.

Ibañez se había hecho con el máximo puesto en su pueblo después de deambular por otros de la provincia. Su primer destino fue Algemesí y, como no tenía dinero para comprarse un coche, a diario recorría en bicicleta los casi 15 kilómetros que separaban las dos ciudades.

Ya asentado en su Carlet natal, progresó él y progresaron los habitantes del municipio, que le adoraban. En Navidad destinaba una habitación de su casa para los regalos de sus clientes, tanto pequeños depositantes como empresas. Desde pavos reales vivos y corderos a champán francés y vino. La abundancia obligaba a su mujer a repartir parte de los obsequios entre los más desfavorecidos, que vivían en el barrio de El Cortijo.

Ibáñez se llevó con él a Carlet a clientes de Algemesí y de otros pueblos. A cambio, les dejaba aparcar la motocicleta en su casa cuando iban a la sucursal. El director de banca, el rey para sus cociudadanos, estuvo al frente de la oficina hasta su jubilación, con 61 años. «¿Y qué hará ahora?», le preguntababan entonces sus familiares. «Dormir tranquilo», por fin, sin preocuparse por los ahorros de los clientes, respondía él.

Conozco de cerca la historia de Ibáñez porque era mi tío abuelo por parte de madre. Pienso a menudo en él y en todos los directores de oficina de los de antes, cada vez que se reabre el debate sobre el futuro de la sucursal bancaria, como cuando hace unos días CaixaBank anunció que limitará el horario de retirada de efectivo.

O cuando esta semana, el consejero delegado de Banco Santander, José Antonio Álvarez, afirmó en un encuentro del sector bancario que en el futuro «las oficinas van a seguir teniendo valor», pero no para transacciones, sino para asesoramiento y para ventas complejas, como una hipoteca. «Hoy el valor transaccional de la sucursal es, cuando menos, limitado», dijo.

Álvarez dio datos para respaldar sus palabras. En Santander las transacciones en oficinas caen un 8 %, mientras que en general suben en torno al 15 %. Según él, «en unos años» las sucursales realizarán sólo el 1 % de las transacciones.

«Puede haber gente que quiera hablar con alguien que le inspire confianza y vaya a la sucursal, pero estamos hablando de una pirámide demográfica». A su juicio, estos clientes convivirán con otros que sólo operarán con el móvil. «La digitalización es una tendencia imparable».

Estoy de acuerdo con Álvarez. Yo apenas piso la sucursal. En los últimos cinco años no habré ido más de tres veces. Pero no puedo dejar de recordar a los Ibáñez de la banca y sentir nostalgia. Las pocas ocasiones que he ido a la oficina, el empleado de turno está desbordado, la espera se hace eterna y la amabilidad brilla por su ausencia. Álvarez y otros banqueros tienen muchas cosas que mejorar. Sé que Ibáñez opinaría lo mismo.

Compartir el artículo

stats