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El perfil

Un tablón de anuncios con destino a Bankia

Jaime Casas, nuevo director territorial de Bankia, inició su trayectoria en Bancaja antes aún de terminar la carrera. Un cartel en la facultad de Económicas reclamaba personal para una entidad, se presentó y con 25 años ya dirigía una oficina.

Un tablón de anuncios con destino a Bankia

Hay sucesos en la vida que uno ya solo puede situar en el pasado. No pertenecen a estos tiempos de precariedad laboral, carencia de empleos y relaciones virtuales. El nuevo director territorial de Bankia para Valencia y Castelló, Jaime Casas, estudiaba cuarto de Ciencias Económicas y Empresariales en la Universitat de València. En aquella época, justo a mediados de los años noventa, la facultad aún no estaba en el campus de Tarongers. Un día, en el umbrío edificio de Blasco Ibáñez que entonces acogía al centro formativo, Casas y dos compañeros de estudios vieron un cartel en el tablón de anuncios en el que se anunciaba la búsqueda de personal para entrar a trabajar en una entidad financiera. Los tres se presentaron.

Solo a la mitad del proceso de selección conocieron que se trataba de Bancaja, la antigua Caja de Ahorros de Valencia que en aquel momento, superada la crisis de los ochenta, iniciaba el despegue que primero la situó como el sexto grupo financiero español y luego, como consecuencia de un vuelo excesivamente ambicioso y acelerado, la abocó a la desaparición tres lustros más tarde. Dos de aquellos jóvenes, incluido Casas, claro está, superaron la prueba y fueron contratados por la caja de ahorros. Era 1995, un año después de que la entidad se hiciera con la participación de control del Banco de València.

El nuevo director territorial de Bankia, nacido en El Puig hace 45 años, se situaba de aquella forma en cierto modo inesperada en la misma senda que había seguido su padre, un empleado de banca que en aquel 1995 ya había sido prejubilado con 55 años por el Popular. Carambolas de la vida, profesionalmente no coincidieron en el tiempo, pero las entidades para las que trabajaban acabaron compartiendo idéntico destino. Bancaja terminó diluida en Bankia y el Popular ha hecho lo propio este año en el Santander.

Riesgos

Jaime Casas empezó su trayectoria en el departamento de riesgos de Bancaja. Y pronto destacó. No es de extrañar en alguien que dos décadas más tarde afirma sin tapujos, según aseguran quienes le conocen, que su principal hobby es el banco, que disfruta trabajando y que sus lecturas preferidas están relacionadas con la economía y el sistema financiero. Un año después de su ingreso en la entidad, ya con el título universitario bajo el brazo, se convirtió en empleado fijo de la caja y al siguiente le nombraron director de oficina. Con apenas 25 años. Clara precocidad. Su primer destino fue una sucursal de la plaza de Campanar de València en una época de mucho negocio por el empuje inmobiliario -sobre todo, compra de suelo- en Campanar, Paterna y Benimàmet.

A continuación, se hizo cargo de una oficina en Orriols.¡Paren máquinas!. Territorio granota para un reconocido xoto, un valencianista de los que acudió con su coche a las dos finales perdidas de la Champions, socio desde los 23 años y asiduo al campo hasta que hace cinco años el trabajo le llevó fuera de València. No hubo choque de trenes futbolero, pese a todo.

Tras una década fogueándose en sucursales de la entidad financiera, Casas ascendió en 2007, un año relevante en la caja, porque fue el ejercicio en el que el entonces presidente, José Luis Olivas, consumó el despido del director general, Fernando García Checa, y lo sustituyó por Aurelio Izquierdo, y trascendente en el mundo en general, porque fue cuando la Gran Recesión mostró los primeros efectos demoledores que habría de tener en años sucesivos. El joven ejecutivo fue nombrado director de zona en Marítimo, una de las cuatro en que estaba dividida la entidad en València.

Entonces, los acontecimientos se aceleraron en el sector financiero y en la propia Bancaja, que en junio de 2010 se unió a Caja Madrid y otras cinco pequeñas entidades en lo que fue embrión de la actual Bankia. A Casas lo enviaron a apagar un fuego de cierta magnitud en la oficina de Sagunt, que era la mayor de Bancaja por volumen de negocio y tenía un exceso de crédito promotor, una de las causas de la inminente defunción de la caja. La «comisión de servicios» duró un año. Entre medias se produjo la intervención de Bankia en mayo de 2012 por parte del Estado, que tuvo que inyectar más de 22.400 millones de euros, y la cúpula del banco encabezada por Rodrigo Rato fue sustituida por el equipo liderado por José Ignacio Goirigolzarri.

Banqueros

La entidad dejó de estar dirigida por políticos y pasó a manos de banqueros de los de toda la vida. Los profesionales de la casa lo agradecieron. Entre ellos, Casas, quien es de los que prefiere dejar atrás los años de la burbuja inmobiliaria y las malas prácticas que han llevado a los exresponsables de la entidad al banquillo de los acusados y centrarse en esta nueva etapa en la que, como acostumbra a decir a sus conocidos, «tenemos una empresa ejemplar, con valores muy por delante de los objetivos». Si, cuando trabajaba para la caja, Casas despegó rápido, tras la llegada de Goirigolzarri lo ha hecho aún más. Primero se quedó como director de zona en el Camp de Morvedre, luego le nombraron director comercial de la territorial de Murcia, Alicante y Baleares, de la que fue designado máximo responsable tan solo año y medio más tarde. Allí estuvo hasta hace nueve meses, cuando fue enviado -y le acompañaron su mujer y sus dos hijos, de 7 y 8 años- en comisión de servicios a Cataluña, a apagar, al parecer, otro fuego.

Debió hacerlo bien, porque el viernes de la semana pasada fue nombrado director territorial en València y Castelló, la zona de mayor peso del banco, en cuanto a negocio, tras Madrid. Así que Casas vuelve al hogar tras varios años de trotamundos. De todas formas, no es una condición que le sea ajena a este melómano que en sus ratos libres se atreve a tocar la guitarra eléctrica y que, en compañía de su mujer, se ha recorrido medio mundo de concierto en concierto siguiendo a grupos indie o de rock & roll inglés. Aprovechó su estancia en Barcelona para acudir al último concierto de los Rolling Stones. ¿Quién dice que a los banqueros no les va la marcha?

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