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Emisiones de CO2 con vida útil

Iberdrola desarrolla un sistema para reconvertir los gases contaminantes de co2 en un producto químico que sustituye la utilización del cloro en la refrigeración

La compañía Iberdrola ha completado con éxito el proyecto europeo CO2 Formare para convertir las emisiones de CO2 de las centrales térmicas en un producto que sustituya a las sustancias cloradas que las propias plantas de producción de energía utilizan en sus sistemas de refrigeración con el fin de impedir la formación de plagas como la de los mejillones. El proyecto forma parte del programa Life de la Unión Europea para preservar el medio ambiente. La multinacional española ha desarrollado el proyecto, que ha tenido una inversión de cuatro millones de euros, en la central térmica de Castelló y ahora está en estudio la viabilidad de que se utilice en plantas de toda Europa. Los responsables de la investigación aseguran que el sistema permitirá la reutilización de un volumen de 5.250 toneladas de CO2 al año para su posterior inyección en el circuito de refrigeración. Dicha cantidad de CO2 es el equivalente a las emisiones anuales de unos 1.300 coches de gasolina que recorran 20.000 kilómetros al año.

Iberdrola Generación ha liderado el proyecto en el que también han participado el Clúster de la Energía de la Comunitat Valenciana, Idesa Fabrication, el Centro Tecnológico del Agua, Nalco Española, la compañía de tratamiento de aguas OX-CTA y la filial de ingeniería de Iberdrola. Para llevar a cabo la reutilización, el CO2 procedente de la combustión de gas de la central de Castelló es capturado mediante una tecnología de absorción física para posteriormente almacenarlo en un tanque de doble pared y después inyectarlo en la corriente de agua de refrigeración de la central. Una vez disuelto el CO2 en el agua se consigue un efecto biocida que permite combatir eficazmente el problema de las plagas. El sistema también cuenta con un equipo de detección y recuento de larvas automático de las especies que causan las plagas. De esta manera, se genera una señal automática que permite optimizar en cada momento la cantidad de CO2 necesaria.

Begoña Remartínez, responsable del proyecto, señaló que una vez comprobada la utilidad del sistema ahora trabajan en el certificado de efectividad para pasar a la fase industrial y que se pueda utilizar en el resto de Europa.

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