¿Qué es lo que más le gusta y lo que menos de su profesión?

Yo me considero un privilegiado porque mi pasión la he convertido en mi profesión. Me cuesta llamarle trabajo a venir a entrenar al Valencia, no hay dinero que pague dedicarte a algo que te apasiona tanto. Solo le veo cosas positivas. Al final todo en la vida tiene también desventajas. No tanto para mí, sino para la gente que me rodea, porque llevas una vida itinerante, eres nómada, pero la familia depende de ti. Les hago cambiar de colegio, de amistades, de ciudad, de vida. Ahora mismo sigo con la misma energía con la que empecé.

¿Cuándo nació esa pasión?

Empecé a ir al fútbol con seis años, con mi abuelo y mi tío a Mestalla. El primer partido fue un Valencia-Racing. 3-0 creo que fue, tendría que comprobarlo. A mis padres les decía que de mayor quería ser entrenador de fútbol, médico de fútbol, periodista de fútbol€ el apellido era siempre «de fútbol». He sido adicto al fútbol desde pequeño. Siempre me ha atraído el juego, aunque haya sido un mal jugador y me haya perdido lo divertido. Intento estar lo más cerca posible de la línea del campo.

¿Hay una sensibilidad especial en tu forma de entender el fútbol?

Sí. Tengo tendencia a que me guste el camino del talento. Hay talento para defender y atacar, pero el tipo de jugador como Guardiola o Xabi Alonso, gente que hace mejor a los demás y hace funcionar al equipo. Los equipos que se ordenan a través de la pelota me gustan más. Me gustan los partidos donde se ataca mucho, donde los marcadores quedan 5-3, 6-4 y no 1-0€ Siento más pasión por ese tipo de escenario que por otros. Aunque entiendo que defender bien también puede ser un arte.

Guardiola ha recibido muchos palos tras ser eliminado ¿Qué ha aportado al fútbol?

He tenido la suerte de conocerlo personalmente por el tiempo que he estado entrenando con Juanma Lillo. Su aportación al fútbol como jugador y entrenador es indudable. Hay un cambio después de su paso por el Barcelona. Al final se tiende a imitar el modelo ganador. Se ha reforzado una terminología, a la hora de salir de tres€

¿Salir de tres?

Meter al mediocentro muy atrás para sacar la pelota. No lo hacía mucha gente. Yo recuerdo haberlo hecho con Lillo, no metiendo al mediocentro sino estirando al lateral y dejando en el fondo a los dos centrales y al otro lateral. Al final, la tendencia es a hacer lo que funciona y tiene éxito. Que triunfe un modelo como el del Barcelona, para todos los que amamos este tendencia, es bueno. Porque tienes la pelota, eres creativo, atacas, no exento de ser intenso en defensa, apretando tras pérdida. Y no es casualidad, podían hacerlo porque estaban mucho tiempo sin correr al controlar la pelota, y juntarte era más fácil. Si corres detrás de la pelota, ya no tienes tanta claridad para dar el pase cuando la recuperas. Todo lo que ha aportado Pep es positivo. Hasta sabe estar en la derrota.

Se ha desmitificado que sea una apuesta solo estética. También es un camino corto hacia el triunfo.

Es cierto que se nos ha tildado de románticos, de ser poco prácticos, de no conseguir resultados€ nada más lejos de la realidad. Además, Guardiola ha conseguido impregnar al resto de equipos que ha entrenado de esas características, dentro de la cultura competitiva de cada lugar. Independientemente del equipo en el que está, hay unas señas de identidad con las que te puedan identificar. Y ser competitivo y obtener resultados. Los entrenadores somos los primeros que queremos ganar. Y hay una responsabilidad con el espectador.

¿En qué sentido?

El fútbol no deja de ser un espectáculo y la gente viene a disfrutar. A los aficionados no solo les importa ganar. El cómo también importa ¿Muchas veces qué queda en la retina? Esto es un juego, y la gente acaba recordando los grandes partidos de su equipo. Si se gana, mucho mejor, pero no todo es el resultado.

Sí, pero lo que se necesitaba, en cambio, en el Valencia eran resultados.

Cuando llegamos estaba claro que la situación era muy difícil y que lo imprescindible era ganar partidos.

¿El equipo estaba hundido psicológicamente?

No me gusta la palabra «hundido», porque además no era así. Está claro que si los resultados no son buenos, la confianza sale mermada. Si las cosas no salen, estás más preocupado, eso hace que descanses menos, tomas peores decisiones€ todo se va retroalimentando.

Ha habido casos claros de recuperación anímica. Enzo, Parejo, Gayà...

Lo primero que hicimos fue hacerles ver que eran buenos jugadores, que compitiendo en equipo eran capaces de ganarle a cualquiera. Y a partir de ahí, que fueran recuperando confianza, autoestima, liberarles un poco, que se centraran en lo que es el juego y depende de ellos. A partir de ahí, todo iba a ser más fácil.

Llegaron a un equipo de impulsos caóticos.

Llegamos a un equipo que promediaba dos goles a favor, pero recibía dos o más goles en contra. Partimos de estar más juntos, más ordenados, de cerrar por dentro, de obtener un bloque con más concentración en la fase defensiva. Así inclinaríamos la balanza hacia las victorias. Llevábamos muchos partidos sin la portería a cero y ahora llevamos ya cuatro. Los equipos rivales, por lo menos, nos llegan en peores condiciones al remate.

Sí se ha conseguido eliminar el pánico escénico de Mestalla.

Todos los jugadores quieren ganar siempre, pero cuando juegas ante tu gente, mucho más. En tu estadio, en tu ciudad... No pasa solo en el fútbol, ante cualquier aspecto de la vida. Cuando estás con tus padres, tus amigos, siempre queremos dar nuestra mejor versión. En casa hay más obligación de ganar y muchas veces esa exigencia de hacerlo mejor, juega en tu contra. En casa debemos sumar puntos y romper con esa sensación de pánico y de que preferíamos jugar fuera de casa antes que en Mestalla.

¿Carlos Soler tiene potencial para ser el capitán del Valencia?

Claro, claro. Es un jugador con personalidad, con la cabeza bien amueblada, con grandes valores que le permitirán en un futuro ser un gran capitán del Valencia.

¿Qué tecla han tocado con Gayà?

Nunca creo que las cosas vengan por una razón. Pues a través de poder tener continuidad, que no la había tenido. A partir de ahí se ha encontrado mejor. El equipo ha encontrado mejores resultados y eso le ha hecho soltarse un poco. Todo eso le ha permitido volver a acercarse a su mejor versión. Todo va condicionando lo siguiente.

¿Lo ve en la selección?

Es verdad que España siempre se ha caracterizado por tener buenos laterales izquierdos. Perfectamente podría estar en la selección.

¿Cómo es el Valencia por dentro? ¿Qué diferencias ha encontrado respecto a otros equipos?

Una cosa es ver un club como aficionado, que todo lo ves mágico, desde fuera, ríes, lloras... Pero otra cosa es como profesional. Pierde cierta magia porque tomas contacto con la realidad y conoces el deporte por dentro. No es lo mismo que te guste el cine que conocer esa industria por dentro. Yo me lo he encontrado como lo que es. Un equipo grande, histórico, que tiene la obligación de estar entre los mejores. Y cuando no cumples con eso, seas Valencia, Madrid o Barcelona, ese descontento cala en la institución. Hemos echado una mano para acercar al equipo a la situación a la que merece el club. Al final somos personas, y donde hay personas, hay relaciones, hay conflictos. Si hay jaleo en una familia de cuatro miembros, en un equipo puede pasar. Para los entrenadores todo eso es un reto. De las situaciones adversas se crece mucho más, que cuando son favorables.

¿Qué cualidad de Voro no se conoce?

Nos conocíamos del fútbol. Tiene muchas cualidades. Es un tío muy responsable, honesto, trabajador, que intenta dar naturalidad a las cosas. Desde la sencillez de buscar el orden, intentar entender a los jugadores, desde el conocimiento que tiene de la entidad. Conocer todo ese entorno facilita la toma de decisiones. Así se han devuelto las cosas a su sitio.

Usted, Voro, Ochotorena, que son buena gente, ¿no tienen la sensación de estar agarrados a un tronquito rodeados de tiburones? No en el Valencia, en el fútbol en general.

[Risas]. Hay muy buena gente en el fútbol. Es un mundo complejo porque mueve muchísimo dinero y eso genera grandes intereses. Encuentras personas de todo tipo, pero yo estoy encantado con todo lo que hago. Dentro de la dificultad que supone este reto, estamos disfrutando. Estábamos empatados a puntos con el descenso cuando llegamos (hace dos meses).

¿Y por qué se respira esa crispación, si ahora se está a 12 puntos del descenso y por el camino se ha ganado a Madrid, Athletic, Villarreal...?

Esa insatisfacción es lógica porque la gente espera que el Valencia esté peleando por la Champions, con los mejores. Si en vez de estar el 4 estás el 17, fíjate. Si estás el 12 o el 13 estás mejor, pero no es suficiente. Si a eso le añades que el año pasado tampoco fue bueno, la sensación es mala. Pero si se analiza lo que ha sido el equipo desde nuestra llegada, se ha mejorado mucho. De hecho, el único equipo que ha mejorado ostensiblemente sus cifras, ese es el Valencia.

Hablemos del próximo rival. ¿Se atrevería a decir que Messi está en baja forma?

[Risas]. No me atrevería nunca, y menos la semana que jugamos contra ellos. Esas cosas, cuando dicen que si Messi corre poco o tal...

Pero sí que es cierto que el Barcelona no parece tan poderoso.

Los equipos evolucionan, los jugadores van cambiando, llegan otros. Y con el nivel de profesionalidad tan alto que hay, los equipos rivales te tienen estudiado al máximo. El Barcelona ha tenido que buscar otros recursos para superar los nuevos problemas que le plantean los rivales.

¿Cómo van a jugarle al Barça?

Queremos un equipo valiente. Tú puedes elegir cómo quieres ganar y cómo puedes perder. Y nosotros elegiremos ser valientes. Intentaremos incomodar sus virtudes y aprovechar nuestras armas.

El manual de todos los equipos es tapar a Busquets.

Al menos hay que intentar que intervenga lo mínimo. Intervenir lo hará seguro, pero tenemos que provocar que sea en los espacios en los que nos haga menos daño.

¿En qué han contribuido Luis Enrique y Luis Suárez a ese mayor carácter del Barcelona?

Sobre algo que funcionaba muy bien, como era el Barcelona de Guardiola, han ido evolucionando. Le han dotado de más recursos, para intentar solucionar los problemas que les generaban los equipos. Ahora contraatacan o te pueden jugar más directo.