La Lonja del Pescado del Cabanyal, que se encuentra en la calle Eugenia Viñes y levantó la Sociedad Marina Auxiliante, cumple estos días 100 años de existencia bajo la posibilidad de derribo por estar afectada por la prolongación de la avenida Blasco Ibáñez. La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, se comprometió hace unos años a trasladar piedra a piedra el edificio pero desde aquel día nunca más se ha vuelto a pronunciar al respecto.

Hoy el edificio lo habitan 25 familias y una empresa gestiona una pizzería pero nadie, al menos de momento, se ha acordado de conmemorar los 100 años de existencia. Ni siquiera la Sociedad Marina Auxiliante que en la actualidad no se ocupa precisamente de la pesca sino de mantener el edificio. El colectivo que agrupaba a los profesionales de la pesca decidió a principios de la década del siglo XX construir un nuevo edificio cuya primera piedra se colocó el 4 de noviembre de 1907 y se terminó en 1909.

El inmueble, una verdadera joya arquitectónica, se ideó para ser utilizado como lonja y almacén de efectos de la industria pesquera y sede de la sociedad, pero tuvo un primer uso distinto al previsto: el de Hospital de Sangre para atender a los heridos en la guerra de Melilla. Fue la propia sociedad quien ofreció el edificio y entre agosto y diciembre de hace 100 años sirvió para atenderlos.

Heridos de guerra en la Lonja

José Nicolau, un empresario e investigador de la historia del Cabanyal, recordaba que "poco se ha sabido de aquellos tiempos pero ya llevó unos meses investigando. Algunos decían que se destinó antes a otros usos pero lo cierto que antes de lonja fue hospital. Ahora se sabe con más precisión. Los primeros heridos llegaron hace 100 años en el barco de vapor Cataluña y de los heridos que desembarcaron ese agosto, 20 se quedaron en el inmueble".

En el edificio se habilitaron 80 habitaciones independientes con cinco camas cada una y en la nave central se pusieron otras cien. La Marina Auxiliante cedió a la Cruz Roja el uso del recinto como hospital y la organización humanitaria nombró socios a todos los miembros del colectivo de pescadores para usar con libertad el brazalete de la organización. Los integrantes del colectivo llevaban comida que las mujeres habían hecho en su casa y entregaban pescado, mientras que los vecinos del Cabanyal también aportaban comida casera. Nicolau afirma que "la Reina delegó en la Marquesa de Cáceres como responsable de está acción humanitaria. Hasta el Rey de España visitó el improvisado hospital como reconocimiento a la sociedad por su ayuda y el monarca regaló su espada a Andrés Gallart, el 'Tio Carabassa'". Tiempo después su yerno 'Galapán', la lució como capitán de los Sayones, una de las cofradías de la Semana Santa Marinera.

Fue precisamente Gallart, el bisabuelo de Nicolau y presidente del colectivo, quien cedió su local del edificio para instalar la cocina del improvisado hospital y trabajó en él durante un tiempo.