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Los autores de la última revisión del Catálogo de Etnología de la Conselleria de Cultura han mantenido como edificio catalogado y por tanto susceptible de protección la lonja de pescadores del Cabanyal, que este año cumple su centenario. El edificio, que está en uso y habitado, se encuentra en la línea de la prolongación de Blasco Ibáñez incluida en el plan especial del Cabanyal, lo que supondrá su derribo. El equipo dirigido por Inmaculada Aguilar, profesora de Historia del Arte de la Universitat de València, que realizó el primer catálogo en 1998 ya contempló este emblemático edificio de ladrillo cara vista ubicado junto a la playa de la Malva-rosa.

En la revisión realizada en 2006 -cinco años después de la aprobación del plan especial- se ha mantenido la catalogación para la lonja. Además de chocar con la pretensión del gobierno de Rita Barberá de derribar -en su día se habló de un traslado "piedra a piedra"- el edificio, el hecho supone una contradicción por parte de la Generalitat que ha dado sus bendiciones al plan especial del Cabanyal y apoyado al Ayuntamiento de Valencia frente a los vecinos en el recurso contencioso contra la prolongación, finalmente resuelto a favor de la Administración en el Tribunal Supremo.

El desarrollo del plan está pendiente ahora de un informe del Ministerio de Cultura que determine si supone expolio al patrimonio histórico. El ministerio, según ha sabido este diario, ha escuchado a las partes y ahora sopesa a la luz de los informes técnicos y de las universidades que en su día no se tuvieron en cuenta el alcance de una decisión contraria al mismo, que podría suponer la paralización y por tanto un conflicto entre administraciones.

La ficha del catálogo señala que la lonja es un edificio "de gran interés histórico y arquitectónico". "Ocupa una manzana entera y pese a haber sufrido diversas transformaciones, éstas parecen haber favorecido más que perjudicado su supervivencia". Los autores señalan que la manzana presenta orientación norte-sur, que es la unidad morfológica del barrio, "por lo que tiene un gran valor urbanístico". Y van más allá al advertir de que "el inmueble está ubicado en el centro de un barrio fuertemente amenazado por el plan urbanístico de prolongación de Blasco Ibáñez hasta el mar, lo que afectaría de manera irreversible a la configuración y trama urbanística de la zona". Dicha trama es precisamente uno de los valores que hicieron al barrio del Cabanyal merecedor de la declaración como Bien de Interés Cultural.

Los vecinos del Cabanyal y el grupo socialista han reclamado, con motivo del centenario del edificio, la rehabilitación integral.

El catálogo de Cultura no es la única publicación que defiende la conservación de la lonja. El Registro de Arquitectura del siglo XX, realizado por el Colegio de Arquitectos en 2002 con el apoyo de la Universidad Politécnica, puso el acento en la selección de este edificio y en sus valores urbanísticos y arquitectónicos "por el hecho de estar amenazado de demolición pese a pertenecer con todo derecho a la memoria colectiva, por lo que desde aquí pedimos su conservación y restauración".