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La masiva presencia de drogadictos en sus campos y las millonarias ofertas de las empresas constructoras han empujado a decenas de agricultores de Campanar a desprenderse de sus tierras. Muchos de ellos, los que tienen su campos más cerca de la ciudad, han abandonado el trabajo de toda su vida, pero han dado un «pelotazo» que nunca pudieron imaginar.

Según explicó Marcos Torres, de las 2.500 anegadas de huerta que hay entre Valencia, Mislata, Quart de Poblet y Paterna, alrededor de 800 están vendidas ya a las constructoras, todo ello pese a que es terreno rústico protegido. Al parecer, los promotores están seguros de que serán recalificados antes o después. Ya desde el principio el precio que se pagaba por cada anegada era elevadísimo. Si su valor normal como terreno de cultivo oscilaba entre los 12.000 y los 15.000 euros, el precio que han pagado las constructoras era de 90.000. Pero es que luego fueron subiendo y se han llegado a pagar más de 600.000 euros (cien millones de las antiguas pesetas), «una auténtica barbaridad», comenta Marcos.

Uno de los labradores con los que habló Levante-EMV había vendido tres anegadas a 360.000 euros (60 millones de pesetas) cada una . Además, se desprendió también de unos terrenos en Nou Campanar y se los pagaron en obra. «No sabemos los bajos y los pisos que tiene ahí». comenta.