El primer teniente de alcalde, Alfonso Grau, se descolgó ayer con unas sorprendentes declaraciones al hilo del proyecto de derribo del muro del Jardín Artístico de Monforte que ha llevado ante el juez al concejal de Urbanismo.

Grau sentenció que "es una burla a la historia y una vergüenza calificar de histórico ese muro cuando gran parte del mismo es de bloques de hormigón, es decir, del siglo XX". El primer teniente de alcalde abundó en la argumentación y dijo que el derribo del muro y su sustitución por una reja como prevé el proyecto que impulsa Jorge Bellver "embellecería" el entorno.

Las declaraciones de Grau no sólo echan por tierra la Carta de Florencia (1981) de la Unesco que defiende que los elementos constructivos y decorativos son parte inherente de los jardines históricos, también ponen en entredicho la declaración del jardín como Bien de Interés Cultural, la máxima figura de protección de la ley de patrimonio cultural.

El concejal, que hizo estas declaraciones al ser preguntado por los periodistas en una rueda de prensa en la que presentó un nuevo servicio de información virtual, aclaro que esa era su "opinión personal" en relación al caso Monforte. A su juicio, "todo lo que está pasando es un despropósito surrealista". Grau aludía al procesamiento del concejal de Urbanismo, Jorge Bellver, por prevaricación al autorizar las obras de una aparcamiento junto al Bien de Interés Cultural del jardín de Monforte sin el informe de la Dirección General de Patrimonio.

Según la investigadora María Teresa Santamaría el jardín de Monforte (l'Hort de Romero) es uno de los tres jardines neoclásicos-románticos más importantes de España. Aunque de menor superficie, es comparable con el madrileño Parque del Capricho o con el "Laberint d'Horta", en Barcelona. Derribar el muro supondría perder el carácter de "hortus conclusus" y por tanto la esencia de este tipo de jardines románticos e íntimos. Voces contrarias al derribo del muro como la del ex conseller de Cultura, Fernando Villalonga, insisten en que un jardín histórico no es un parque urbano con columpios y pipicanes.

Grau, sin embargo, insinuó ayer a que el muro no tiene utilidad ni forma parte del conjunto."Es una pieza independiente totalmente del jardín", aseveró. El concejal apuntó que "en su momento el jardín se rodeó con ese muro porque estaba extramuros de la ciudad; era una villa junto la Alameda,y tenía sus vallas". Para Grau, "mantenerlo hoy en día es antiestético". En esta línea apuntó que "sustituirlo por una verja no puede perjudicar en nada al arbolado y sí embellecer la zona y permitir que los ciudadanos la disfruten más".

El concejal admitió ayer que el proyecto de sustitución del muro, que apoyan, entre otros, el presidente del Consell Valencià de Cultura, Santiago Grisolía, "está parado de momento". "Quien tenga que tomar la decisión [de seguir o no adelante] ya la tomará".

Las declaraciones de Grau poniendo en entredicho el valor histórico del cerramiento del jardín se producen pocos días después de que la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, cuestionara la imparcialidad del juez Albiñana, titular del juzgado que lleva el caso Monforte, por haber sido presidente del Consell con el PSPV.

El monumento verde que sobrevivió al desarrollismo

El jardín de Monforte sobrevivió al desarrollismo de los años 60 del que en cambio no pudo salvarse el vecino palacete de Ripalda, que aparece al fondo del lienzo del jardín que acompaña esta información y que es propiedad de la familia Villalonga-Monforte. Los jardines de corte neoclásico fueron construidos en el siglo XIX por Sebastián Monleón sobre el huerto de una finca de recreo situado extramuros de la ciudad y propiedad de don José Vich, barón de Llaurí. El 3 de agosto de 1849 fue vendido a don Juan Bautista Romero Almenar marqués de San Juan que invirtió sumas considerables en el jardín. En 1941 fue declarado Monumento Histórico Artístico. A la muerte de su propietario sin descendencia directa, hereda la propiedad en 1872 su sobrina Josefa Sancho casada con Joaquin Monforte Parrés de quien toma su actual nombre. La familia vendió el jardín en 1971 al ayuntamiento.