Decenas de turistas, vecinos y comerciantes del Mercado Central se encararon ayer a ocho agentes de la Policía Local de Valencia que trataban de detener y multar a un músico callejero. Abucheos y gritos que se desencadenaron cuando, alrededor de las dos del mediodía, un agente intentó multar al joven, que portaba una guitarra y un altavoz y que «acude casi todos los días» a la Plaça del Mercat, según los comerciantes de la zona.

Al observar que el músico se resistía a acompañarle a comisaría o a entregarle sus instrumentos, el agente pidió refuerzos. La aparición de cuatro agentes por cada lado de la calle y los gritos del joven desembocaron en un enfrentamiento entre las decenas de turistas, vecinos y trabajadores de la zona que, al grito de «¡fuera!» y «¡dejadle en paz!» y con los móviles en la mano para grabar la escena, increpaban a los agentes.

«Nunca ha ocurrido nada así», explicaba una de las restauradoras de la zona. La escena se desencadenó en pocos segundos. Decenas de cámaras y móviles registraban cómo algunos agentes reducían y mantenían tumbado en el suelo al músico, mientras el resto de uniformados intentaba mantener el orden y controlar la avalancha de gente que se acercaba para defender al joven. «Siempre tocan músicos en esta plaza, la policía viene, les avisa, y se van a otra parte», indicó un comerciante.

El músico, que confesó que carecía de la documentación legal para residir en el país, lamentó el trato policial, minutos después de que los agentes lo dejaran en libertad en los aledaños de la plaza. «Nunca me habían tratado así, soy un artista, solo quiero ganarme la vida», declaró a Levante-EMV mostrando los arañazos que el forcejeo con los agentes le había provocado. «No me quiero exponer a una multa de 300 euros, porque no tengo con qué pagarla», añadió.

«Está todo grabado»

La sorprendente reacción del público que presenció la escena incomodó a los agentes, que manifestaron su enfado con expresiones como «déjennos hacer nuestro trabajo» o «si alguien quiere poner alguna denuncia, que la ponga». «Está todo grabado, eso no es manera de tratar a las personas», les reprochaban. «Con toda la corrupción que hay, ¿no tenéis nada mejor que hacer que denunciar a un músico?», espetó otra vecina a uno de los ocho agentes.