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La Valencia de los tres amigos

Benlliure tiene cientos de esculturas por la ciudad y además firma algunos de los monumentos en recuerdo de Sorolla y Blasco Ibáñez

Nadie como ellos para pintar la luz de Valencia, contar sus miserias y sus triunfos o plasmar a sus prohombres más importantes del siglo XIX. Buena parte de lo que es hoy Valencia se lo debe a Joaquín Sorolla (1863-1923), Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928) y Mariano Benlliure (1862-1947), tres amigos que lo fueron todo en el mundo del arte y a los que el ayuntamiento ha dedicado ahora la exposición «BSB Tres Amigos Valencianos» que se puede ver hasta marzo en la Sala de Exposiciones municipal. El consistorio, por cierto, ha tenido que ampliar la hora de cierre dos horas.

Ni la ciudad ni los vecinos, en cualquier caso, han olvidado a tres de sus hijos más ilustres. Toda la urbe está jalonada de decenas de esculturas y monumentos que recuerdan a los tres artistas, además de la casas museo de Blasco Ibáñez y Benlliure y la casa natalicia de Sorolla.

Pero es el escultor el que más legado escultórico dejó por la ciudad. Nacido en la calle del Árbol, actual calle Baja, en Ciutat Vella „aunque su casa museo está en el número 23 de la calle Blanquerías„, Mariano Benlliure tiene decenas de obras por toda la ciudad. Una de las más destacadas es el monumento al pintor José Ribera, «El Españoleto», situado en la plaza del Poeta Llorente, y una de las más valiosas de la ciudad después del «Tritón» de Ponzanelli según Helena de las Heras, doctora en arte por la Universitat de València y autora de la tesis «La escultura pública en Valencia. Estudio y catálogo». Benlliure firma también el escudo de Valencia situado en el ayuntamiento de la ciudad, hecho en mármol de Carrara y bronce y acompañado de dos alegorías de la Administración de la Justicia; el medallón del poeta Querol en el Cementerio General o el monumento al sainetero Eduardo Escalante, situado en la plaza del Doctor Lorenzo de la Flor del Cabanyal, entre decenas de obras.

«Regalos» de Benlliure

Precisamente Mariano Benlliure firma parte de los restos escultóricos que se pueden encontrar en las calles de Valencia de sus dos amigos. El mausoleo de Blasco Ibáñez, que se encuentra en el Centro del Carmen, o el monumento de la plaza de la Armada Española a la entrada del Cabanyal, son obra del escultor valenciano.

Tanto Sorolla como Blasco Ibáñez tienen poca presencia a nivel escultórico en Valencia. La ciudad se admira en los cuadros de uno y se lee en las novelas de otro, pero apenas se les ha hecho homenajes en forma de estatuas. En el caso del pintor que plasmó como nadie la luz de la ciudad, además del monumento a su nombre o de la placa que Benlliure „siempre él„ le dedicó en la calle Pintor Sorolla, su tumba en el cementerio general y la placa que le dedicó la falla Lope de Vega en su casa natalicia son sus únicos restos arquitectónicos, mientras que en honor de Blasco Ibáñez hay sendos bustos, erigidos a finales del siglo XX. Uno de ellos está en la plaza dels Porxets, junto a la avenida María Cristina, mientras que el otro está en la avenida Blasco Ibáñez. La casa museo del escritor se encuentra en el barrio del Cabanyal, cerca de la playa de la Malva-rosa.

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