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Historia

De convento a centro cultural

La torre de la antigua iglesia del Carmen «está que se desmorona» a pesar de ser monumento histórico

Cincuenta años después de que Jaime I se hiciera con la ciudad de Valencia, llegaron desde Francia los Carmelitas Calzados al saber que esta tierra apuntaba maneras para sus fines y el rey Pedro I les autorizó a que levantaran convento fuera de las murallas árabes, donde compraron un solar en el «barrio de Roteros», adquisiciones que fueron ampliadas al resultar pequeño el original mediante compras y donaciones.

Con la construcción de la muralla cristiana, iglesia y cenobio, de majestuosa factura arquitectónica y valiosas obras de arte y reliquias, una de ellas un zapato de la Virgen con una curiosa historia detrás de amores y secuestros, quedarían dentro del recinto urbano.

Al comenzar el siglo XVII, los Carmelitas ya habían logrado afianzarse y destacar entre los múltiples conventos de la ciudad y lograron difundir curiosas historias de imágenes que hablaban, acudiendo a diario allí muchísima gente en demanda de acciones milagrosas.

En razón a ello, el 3 de agosto de 1605, los jurados de la ciudad acordaron que en adelante todos los años se celebrara fiesta en honor de la Virgen del Carmen y en dicha jornada no se trabajara, obligándose el consistorio a asistir a la misa, oficios y procesión de Nuestra Señora del Carmen, procesión que tuvo que autorizar también la parroquia de la Santa Cruz, en cuya demarcación se levantaba el convento carmelitano.

Cerca del convento se encontraba la casa social de la Confraria dels Cegos, documentada ya en el siglo XVII y dependiente de la parroquia de la Santa Cruz, donde se atendía a hombres y mujeres sin visión, y se les enseñaba a tocar instrumentos, canciones y romances que cantar y recitar por calles y plazas de la ciudad y pueblos cercanos con el fin de obtener algún dinero para su subsistencia. También se les contrataba para cantar en misas y otros actos religiosos. Estos ciegos eran llamados «oracioners», porque también cantaban y recitaban oraciones. Iban acompañados de niños o perros que les guiaban.

La calle hoy plaza donde estaba la casa «dels cegos» está a mitad de la calle Zapateros, entre la calle Serranos y Navellos.

El Estado arrebató el convento y la iglesia a los Carmelitas en el período de la Desamortización de Mendizábal (1836-1838), expulsándolos del lugar. Propiedad hoy de la Generalitat y al descuidado de la Conselleria de Cultura, la torre campanario de la iglesia está que se desmorona, con redes de protección porque se cae a trozos sin que se inmuten los responsables del patrimonio histórico-artístico y a pesar de que está declarado este real monasterio del Carmen monumento histórico-artístico nacional desde 1983.

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