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Integración

La falla de Montreal cumple 10 años

Una asociación circense quema desde hace una década un monumento fallero en el barrio de Saint-Michel en el marco de un programa socioprofesional

La «cremà» de la falla, el pasado sábado. Mathieu Letourneau

«La mezcla de la lluvia con el fuego fue mágica», «fue muy bonito», «estuvo genial» o «guau, genial» son frases habituales entre los visitantes a la Nit de la Crema, sobre todo si son turistas. Pero lo que no es tan normal es que esas alabanzas se den en Montreal, en Canadá. A 5.832 de Valencia, una asociación circense llamada Tohu ha celebrado este año la décima edición de su festival Falla, que quema un monumento realizado por los asistentes a unos talleres socioprofesionales que esta entidad organiza entre los jóvenes del barrio de Saint-Michel en la ciudad canadiense. Y ha sido todo un éxito.

En realidad, la quema de una falla «proveniente del carnaval de Valencia», según explican en su página web, no es más que la excusa para llevar a cabo un proyecto de integración social. Los jóvenes que asisten a los talleres que organiza la entidad se ocupan de construir la falla, hecha demadera y papel y que puede llegar a alcanzar los diez metros de altura. La fiesta «da a los jóvenes de Saint-Michel la posibilidad de tomar parte de un programa de integración socioprofesional que ayuda a crear un intercambio entre diseñadores de toda procedencia», explican desde la entidad. «Están apoyados por miembros de la comunidad local y tienen cinco meses para construir la escultura cuyo propósito es mostrar la creatividad de la zona», aseguran fuentes de Tohu, que hacen hincapié en que «más de 350 personas intervienen en este proceso extraordinariamente enriquecedor».

Además, como no podía ser de otra manera tratándose de una falla, junto al monumeno también se organizan actividades festivas y lúdicas. Desde muestras de circo o teatros de manualidades para los más pequeños hasta conciertos para sus familias. En realidad, se trata de un festival cuyo evento central es la falla, que este año ha estado inspirada por el décimo aniversario de Tohu.

La «cremà» del monumento es, evidentemente, el acto más importante de este festival que se ha celebrado este pasado fin de semana. El sábado por la noche, cuando ardió la falla, llovía sobre Montreal, lo que hizo dudar a los asistentes sobre si las llamas consumirían el monumento. Siguiendo el espíritu fallero de «la falla arde pase lo que pasa», los «falleros», que es como en Tohu se llama a los organizadores entre los que se encuentran los jóvenes que construyen el monumento, aseguraron que la «cremà» tendría lugar. Las llamas, precedidas del preceptivo espectáculo pirotécnico, devoraron rápidamente la falla.

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